jueves, 10 de mayo de 2007

LOS ROSTROS DE METROLINEA

Muy Satisfactorio resultó para las autoridades locales y algunos sectores gremiales, el informe de avance de las obras del Sistema Integrado de Transporte Masivo –METROLINEA, esto se debe al avance de las obras de acuerdo con el cronograma propuesto.

Sin embargo, todo el esplendor técnico que bien saben exponer los ingenieros deja un sinsabor en el Sentido que tiene este megaproyecto para el ciudadano común y corriente.

Sabemos que el Sentido de las cosas lo construyen las personas desde la percepción que tienen de ellas, según su perspectiva o punto de vista. El Sentido de las cosas condiciona nuestra relación con ellas. Si algo no tiene Sentido es algo que no se valora o no se le da el uso que pretende quien las crea o propone.

En esa búsqueda del Sentido que tiene Metrolinea para los habitantes del AMB encontramos varios rostros:

I) El rostro de la oportunidad. Primero de las empresas contratistas que desarrollan las obras, los ingenieros, operarios y funcionarios que han encontrado una fuente de ingresos transitoria; después la oportunidad para quienes aspiran a operar el Sistema, quienes esperan vincularse en sus operaciones; finalmente los que esperan sacar algún provecho, de alguna manera, cuando este en funcionamiento.

II) El rostro de la Satisfacción: sin duda de quienes están al frente del proyecto y cumplen (así sea improvisando en algunas cosas) con lo planeado; también de quienes consideran que este proyecto conducirá a la ciudad por el camino del desarrollo y están dispuestos a ser usuarios aplicados del Sistema.

III) El rostro de la indiferencia: de quienes poco les importa lo que suceda con el transporte público porque se movilizan en sus carros particulares o porque nunca necesitan ir al centro de la ciudad.

IV) El rostro de la incertidumbre: de la mayoría de ciudadanos que no saben a ciencia cierta a quiénes beneficiará Metrolinea o de qué manera; de quienes usan el transporte público como un medio no solo de desplazamiento personal sino para transportar sus “herramientas de trabajo” (el bulto, el canasto, la pimpina, el tanque, etc); de quienes el sistema socio-económico mantiene marginados y “pre-sienten” que el nuevo sistema de transporte ahondará la brecha que los separa del resto de la ciudad.

V) El rostro de la preocupación: de quienes pensamos que la falta de educación a los habitantes del AMB sobre lo que es el SITM y sus implicaciones, puede terminar siendo un elemento transformador de la cultura urbana, aunque no necesariamente en los aspectos positivos que esperamos quienes creemos en la llamada Cultura Ciudadana.

VI) El rostro del orgullo; el orgullo por la ciudad, el sentido de pertenencia…aún no asoma.

Es claro que las cosas que no se conocen no tienen ningún Sentido.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Siguiendo el juego que propone sobre los rostros y la construcción de sentido, me hizo pensar en el rostro de la expectativa: De aquellos que estamos probablemente a la vera del camino esperando a ver qué pasa, para observar las nuevas situaciones que van emergiendo, los nuevos sentidos que se propician, o a la expectativas de provocar otras reflexiones-acciones alrededor de pensar la cultura ciudadana con este nuevo escenario de relaciones.