La percepción de seguridad y de llevar una vida tranquila, caminar con dinero en los bolsillos, lucir las joyas que nos regalan, conversar en la calle con un celular de última generación, navegar por la Internet en cualquier parque de la ciudad y llegar a casa para descansar y caer placidamente en brazos de Morfeo, no es la realidad que vivimos los habitantes de Bucaramanga y el área metropolitana.
Situaciones como el conflicto armado, el desempleo, el narcotráfico, la corrupción, la cultura del atajo, el estado de abandono de algunos sectores de la ciudad, además del desplazamiento forzado, el incremento de destechados y de damnificados, constituyen factores generadores de múltiples violencias que alimentan la espiral de la delincuencia que, desafortunadamente, cada día involucra a más sectores de la población, especialmente la juventud.
Según datos del observatorio de derechos humanos, en Bucaramanga, en el 2005 el centro de recepción del menor registro 402 casos, la mayoría por drogas, hurto y siete por homicidio. En el 2007 se registraron 2.246 casos, es decir un aumento del 420%; y en el 2008, hasta el mes de mayo, ya se habían registrado 968 casos. Las cifras son contundentes y de suma gravedad si tenemos en cuenta que estamos hablando de niños entre los 13 y los 18 años.
La inseguridad nos ronda y poco a poco nos ha llevado a tomar decisiones que afectan la convivencia, pues nos ha hecho desconfiados, individualistas y hasta huraños. Ahora la mayoría de nuestras casas son como pequeñas “cárceles” con barrotes en puertas, ventanas y patios; o hemos optado por refugiarnos en conjuntos cerrados que parecen ciudades medievales, aisladas, amuralladas y con guardianes por doquier.
La sensación de inseguridad constante nos ha llevado a huir de los parques y preferir los fríos centros comerciales; a abandonar los amigos reales con quienes se podía conversar, disentir y abrazar por amigos virtuales, en el chat y el facebook, en la soledad de un cuarto de estudio o de una sala de Internet.
Queremos una ciudad más segura y jóvenes más alegres y entusiastas pero ¿cuál es la oferta del Estado para los jóvenes?, ¿por qué la indiferencia al desarrollo de una política pública de juventud? y ¿qué estrategia se desarrollará para incentivar la participación ciudadana, para que la comunidad y el sector privado, se involucren en esta tarea de mano con la policía?
Situaciones como el conflicto armado, el desempleo, el narcotráfico, la corrupción, la cultura del atajo, el estado de abandono de algunos sectores de la ciudad, además del desplazamiento forzado, el incremento de destechados y de damnificados, constituyen factores generadores de múltiples violencias que alimentan la espiral de la delincuencia que, desafortunadamente, cada día involucra a más sectores de la población, especialmente la juventud.
Según datos del observatorio de derechos humanos, en Bucaramanga, en el 2005 el centro de recepción del menor registro 402 casos, la mayoría por drogas, hurto y siete por homicidio. En el 2007 se registraron 2.246 casos, es decir un aumento del 420%; y en el 2008, hasta el mes de mayo, ya se habían registrado 968 casos. Las cifras son contundentes y de suma gravedad si tenemos en cuenta que estamos hablando de niños entre los 13 y los 18 años.
La inseguridad nos ronda y poco a poco nos ha llevado a tomar decisiones que afectan la convivencia, pues nos ha hecho desconfiados, individualistas y hasta huraños. Ahora la mayoría de nuestras casas son como pequeñas “cárceles” con barrotes en puertas, ventanas y patios; o hemos optado por refugiarnos en conjuntos cerrados que parecen ciudades medievales, aisladas, amuralladas y con guardianes por doquier.
La sensación de inseguridad constante nos ha llevado a huir de los parques y preferir los fríos centros comerciales; a abandonar los amigos reales con quienes se podía conversar, disentir y abrazar por amigos virtuales, en el chat y el facebook, en la soledad de un cuarto de estudio o de una sala de Internet.
Queremos una ciudad más segura y jóvenes más alegres y entusiastas pero ¿cuál es la oferta del Estado para los jóvenes?, ¿por qué la indiferencia al desarrollo de una política pública de juventud? y ¿qué estrategia se desarrollará para incentivar la participación ciudadana, para que la comunidad y el sector privado, se involucren en esta tarea de mano con la policía?
2 comentarios:
la inseguridad es una realidad que nos consume, lo ideal sería poder levantarnos cada mañana con la esperanza de tener completa libertad para comunicarnos en cualquier parte sin correr ningun riesgo y así nuestros jovenes generarían más y mejores ideas
La seguridad es una cuestión social que debe ser asumida como tal, y no como responsabilidad de unos pocos. pienso que nuestra cultura, nos ha llevado a estas consideraciones, por lo que no se asume de esta manera.
así las cosas, cada uno de los ciudadanos de este pais debe asumir su propia seguridad y no dejarla en manos de de otros.
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