Con el interés por explicar la aparente lógica propia que tenia la reproducción cultural frente a los cambios que se presentaban en los sistemas de producción económica, sociólogos franceses, ingleses y norteamericanos construyeron, en la década de los sesenta y setenta, el concepto de Cultura Ciudadana. En Colombia el tema se popularizo a mediados de la década de los noventa cuando fue elegido Antanas Mockus como Alcalde de Bogotá. Desde entonces se ha venido hablando del tema en muchos municipios, en la mayoría más por una moda que por necesidad; pues a pesar del tiempo transcurrido son muy pocos quienes en verdad comprenden el término o se ocupan de su estudio.
El tema se volvió algo que todos los candidatos (principalmente a alcaldías) consideran importante, pero que una vez elegidos, ninguno se lo toma en serio. Eso ocurre porque al hablar de Cultura Ciudadana cada uno se imagina lo que quiere, es decir quieren aportar una solución reproduciendo uno de los elementos del problema. Explico: algunos estudios sobre el tema dan cuenta de que “si en los diferentes contextos urbanos no se establecen o comparten los mismos significados, reglas del juego (legales o convencionales) y mecanismos de sanción, lo más probable es que cada ciudadano desarrolle sus propias estrategias y procedimientos que le permitan reconocer y apropiarse de la ciudad, a partir de su propio sentido común”; y esa es la misma lógica que los funcionarios usan para las posibles soluciones, quieren resolver el tema de la cultura ciudadana con lo que a ellos “les parece” que esta bien.
El caso se ilustra mejor de la siguiente manera: a finales del 2007 se desarrollaban, por lo menos, tres proyectos de cultura ciudadana en Bucaramanga, sin ninguna conexión entre ellos, al punto que dos de ellos promovían la autorregulación ciudadana con el uso de tarjetas pero con lemas y símbolos diferentes: Por un lado la Fundación Terpel con sus jóvenes “Valientes” difundía sus tarjetas para autorregulación ciudadana con el lema “Buena esa - Mala esa” y por otro, la Fundación Participar realizaba la promoción del Manual de Policía, Convivencia y Cultura Ciudadana, promoviendo el uso de tarjetas ciudadanas con el lema “Te Veo Bien – Te Veo Mal”.
Esta experiencia demuestra que una verdadera política de cultura ciudadana no puede dejarse al vaivén de proyectos o iniciativas aisladas sin investigación previa. En Bucaramanga aun no sabemos, con propiedad, qué porcentaje de la población conoce, acepta y acata las normas básicas de convivencia; utiliza los mecanismos legales para la solución de sus conflictos; o la actitud frente a las normas y la percepción que cada quien tiene sobre los comportamientos propios y ajenos. Sin embargo, cuando se menciona Línea de Base, a algunos funcionarios parece que les hablaran en mandarín.
Siempre hay tiempo de enderezar el camino y comenzar el trabajo de armonizar Ley, Moral y Cultura. Que Bucaramanga sea, además de una ciudad empresarial con ciudadanos emprendedores, una Ciudad Amable, Segura, Limpia... de ciudadanos con Sentido de Pertenencia, con respeto por las normas y conscientes que LA VIDA ES SAGRADA.
El tema se volvió algo que todos los candidatos (principalmente a alcaldías) consideran importante, pero que una vez elegidos, ninguno se lo toma en serio. Eso ocurre porque al hablar de Cultura Ciudadana cada uno se imagina lo que quiere, es decir quieren aportar una solución reproduciendo uno de los elementos del problema. Explico: algunos estudios sobre el tema dan cuenta de que “si en los diferentes contextos urbanos no se establecen o comparten los mismos significados, reglas del juego (legales o convencionales) y mecanismos de sanción, lo más probable es que cada ciudadano desarrolle sus propias estrategias y procedimientos que le permitan reconocer y apropiarse de la ciudad, a partir de su propio sentido común”; y esa es la misma lógica que los funcionarios usan para las posibles soluciones, quieren resolver el tema de la cultura ciudadana con lo que a ellos “les parece” que esta bien.
El caso se ilustra mejor de la siguiente manera: a finales del 2007 se desarrollaban, por lo menos, tres proyectos de cultura ciudadana en Bucaramanga, sin ninguna conexión entre ellos, al punto que dos de ellos promovían la autorregulación ciudadana con el uso de tarjetas pero con lemas y símbolos diferentes: Por un lado la Fundación Terpel con sus jóvenes “Valientes” difundía sus tarjetas para autorregulación ciudadana con el lema “Buena esa - Mala esa” y por otro, la Fundación Participar realizaba la promoción del Manual de Policía, Convivencia y Cultura Ciudadana, promoviendo el uso de tarjetas ciudadanas con el lema “Te Veo Bien – Te Veo Mal”.
Esta experiencia demuestra que una verdadera política de cultura ciudadana no puede dejarse al vaivén de proyectos o iniciativas aisladas sin investigación previa. En Bucaramanga aun no sabemos, con propiedad, qué porcentaje de la población conoce, acepta y acata las normas básicas de convivencia; utiliza los mecanismos legales para la solución de sus conflictos; o la actitud frente a las normas y la percepción que cada quien tiene sobre los comportamientos propios y ajenos. Sin embargo, cuando se menciona Línea de Base, a algunos funcionarios parece que les hablaran en mandarín.
Siempre hay tiempo de enderezar el camino y comenzar el trabajo de armonizar Ley, Moral y Cultura. Que Bucaramanga sea, además de una ciudad empresarial con ciudadanos emprendedores, una Ciudad Amable, Segura, Limpia... de ciudadanos con Sentido de Pertenencia, con respeto por las normas y conscientes que LA VIDA ES SAGRADA.
2 comentarios:
Hola, me parece interesante la reflexiòn que hace el autor al respecto de este tema. Bucaramanga realmente necesita un programa de CULTURA CIUDADANA, pero luego de un estudio profundo, en nuestra cultura aparece el conductor de bus que sin ningùn problema se baja a comer helado en pleno servicio, sin que la gente siquiera se inmute falta de respeto o excesiva tolerancia??.
Soy bumanguesa, pero vivì mucho tiempo en Bogotà y tuve la oportunidad de "vivir" todo el proceso de "Cultura Ciudadana" allì, realmente la ciudad cambiò, la gente mejorò su actitud Bogotà dejó de ser la ciudad de nadie... realmente vale la pena que un Alcalde en nuestra Ciudad Bonita desarrolle un programa con toda la seriedad y profundidad como lo hizo Antanas.
Creo que es importante tener sentido de pertenencia para reflejar nuestros valores de convivencia pero no ha a partir de los errores, si no se constituyen como un medio de aprendizaje, o no se toman como patrón a seguir para alcanzar el éxito como lo hizo Thomás Alba Edison el que creo la bombilla, que tuvo 1999 errores antes de obtener el último intento que le permitio ser el creador de la bombilla, a el se le dio el honor porque nadie más lo intentó, se que no es facil, pero es necesario empezar por uno mismo. Que las calles se vean limpias no solo depende del vecino, sino también de mi, si yo le enseñó algun dia aprenderá.
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