jueves, 23 de julio de 2009

MEJOR LA ZANAHORIA

De muchas maneras: con lenguaje hablado, escrito y simbólico; en distintos espacios: prensa, radio, televisión, internet, foros, tertulias y paneles; con distintos tonos y desde hace varios años, se ha insistido que lo que Bucaramanga -y su Área Metropolitana-, necesitan, es un programa de cultura ciudadana serio, bien estructurado y fundamentado en las necesidades de los bumangueses.

Sin embargo eso no pasa, quizá porque se considera que la cultura ciudadana es ‘cualquier cosa’, que basta con copiar algunas actividades que se hayan hecho en otra ciudad; o en contratar cuenteros, mimos o payasos poco profesionales para que hagan cualquier ‘payasada’ en el espacio público (la mayoría de las veces agrediendo a la gente); o porque se considera que es un ‘embeleco’ que no sirve para nada sino de pretexto para pagar favores a los amigos o cumplir algunos compromisos de campaña.

Se ignora por completo que lo que llamamos cultura ciudadana es el trasfondo de sentido que regula los comportamientos de los ciudadanos, en la medida que establece las reglas mínimas comunes que hacen posible las relaciones entre ellos y con su entorno. Y es normal que eso pase en una sociedad que ha decidido desterrar e ignorar de sus escenarios académicos a las ciencias sociales por excelencia: la antropología y la sociología; y quizá por eso no hay una verdadera política para el Desarrollo Social sino programas asistencialistas y coyunturales que no tienen ningún impacto en la calidad de vida de las personas pero que los mantiene dependientes de un funcionario o una administración; y quizá por eso se considera que los titulares para estas dependencias pueden ser cualquier persona sin ningún marco epistemológico que potencie un pensamiento crítico que contribuya a la cacareada recomposición del tejido social; y quizá por eso ante cualquier situación problémica primero se acude a la fuerza antes que a la educación.

El ejemplo más reciente de esto último es la aprobación en el concejo municipal del llamado comparendo ambiental, considerado como un “instrumento de cultura ciudadana”, a través del cual se realizarán “sanciones pedagógicas y económicas a todas aquellas personas naturales o jurídicas que infrinjan la normatividad existente en materia de residuos sólidos; así como propiciar el fomento de estímulos a las buenas prácticas ambientalistas”

Con mucha tristeza hay que ver que no solo se da ‘garrote’ sino que éste se hace pasar como medida de ‘cultura ciudadana’ y lo que es peor funda su acción pedagógica en el conductismo puro, un sistema de estímulos-respuestas y recompensas, algo desterrado hace décadas de la educación formal.

Quizá sigamos descendiendo en la escala de la ignorancia y la arrogancia que van de la mano con la improvisación y el garrote, solo quiero recordar que el problema policivo es un problema de convivencia y, por lo tanto, cultural, y que el desconocimiento de esto es el fundamento de la ineficacia de las propias normas policivas.

Para recordar: El concepto cultura ciudadana parte del estudio realizado durante los años sesenta y setenta por sociólogos franceses, ingleses y norteamericanos. Su propósito era actualizar teorías relativas al concepto de reproducción cultural.

1 comentario:

Anónimo dijo...
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