La noticia de la semana pasada donde se anunció la creación del movimiento continental bolivariano y en el cual se eligió como Presidente honorario al jefe de la guerrilla de las Farc Alfonso Cano, y además le otorgan un sitial de honor en esa organización al fundador de dicho grupo armado, Manuel Marulanda, de inmediato me produjo varias emociones: primero risa, luego preocupación pero muy rápido confusión: era como estar presenciando un capítulo de la famosa serie ‘la dimensión desconocida’ que es por donde parecen transitar estos personajes.
En primer lugar me parece in-creíble que aun existan personas que crean que el proyecto de las Farc es revolucionario y que tiene que ver con la izquierda: segundo que aun se crea que las discusión política actual esta centrada en el debate entre izquierda-derecha, lo que me deja muy preocupado y con pena ajena. Preocupación por la evidente falta de inteligencia y creatividad para pensar el mundo que tenemos y plantear propuestas coherentes con sus necesidades y pena ajena al ver como pretenden meter en el mismo saco a Marx, Bolívar y Tirofijo.
Comienzo con esto último. Todo el mundo sabe que Karl Marx fue un intelectual del siglo XIX que hizo grandes aportes a la filosofía, a la economía política y a la sociología. Es un referente en el estudio de estas ciencias, al igual que Smith y Ricardo en Economía o Weber y Durkheim en Sociología, Marx es parte del pensamiento clásico fundante de las ciencias sociales. Sus aportes fueron tan originales y trascendentes que marcaron una ruptura con el pensamiento de la época, constituyéndose como un nuevo paradigma para la lectura y comprensión de la realidad, especialmente la de finales del siglo XIX y comienzos del XX; por su parte Bolívar fue un político inteligente que lideró la independencia de varios países en Suramérica cabalgando sobre las ideas de la Ilustración; y Tirofijo fue un campesino que en busca de reivindicaciones económicas y sociales abrazó una de las sectas del marxismo y terminó encerrado en un mundo propio desde el que arrasó con la vida de millones de colombianos y desencadenó las peores guerras y el terror en esta Nación. En conclusión es un abuso y un atrevimiento hacer siquiera comparaciones.
De otro lado, mi preocupación comienza por la imagen que se me vino con la noticia citada: imaginemos montar una empresa que quiere ser competitiva con máquina de escribir, casetes, grabadora, tocadiscos, tablero de tiza y teléfono de disco, en medio de este mundo del ipod, iphone, e-mail, tv satelital, mp-4, e-learning, facebook, y un sinnúmero de adelantos tecnológicos que no solo han ‘revolucionado’ las formas de Hacer sino también de Ser y que exigen nuevas dinámicas de socialización y regulación de las relaciones sociales; me preocupa que una visión de mundo que no supera las fronteras veredales con un horizonte situado en un pasado remoto, feudal y absolutista, se autodenomine continental.
Sin embargo, lo más grave de que existan estos grupos de personas delirantes y que añoran una realidad pasada como si fuera el paraíso perdido, es que promueven la creación de grupos paralelos igualmente delirantes pero en la otra orilla, es decir en la llamada derecha. Hay que ver a los jóvenes seguidores de esta otra ‘religión’, que como los de antaño llevan libros debajo del brazo como si fuera el evangelio, predicando y justificando los falsos positivos y el paramilitarismo como males necesarios (o exorcismos) para mantener el orden y la seguridad.
Yo creo que es tiempo de dar un salto más allá de la vieja discusión entre derecha e izquierda. Hoy el mundo nos muestra signos que requieren un pensamiento en términos globales e integrales desde la noción de sostenibilidad y del desarrollo humano. Enfrentamos el reto de preservar el planeta, mejorando las condiciones de vida de las personas y haciendo uso de nuestra inteligencia para resolver las contradicciones creadas por la ciencia moderna. Nos enfrentamos a los desafíos que proponen la perspectiva de género, la biotecnología, el enfoque diferencial, la diversidad sexual, la eugenesia liberal y la soberanía alimentaria, entre muchos otros.
El mundo nos esta exigiendo nuevos paradigmas para la comprensión de nuestra realidad…
En primer lugar me parece in-creíble que aun existan personas que crean que el proyecto de las Farc es revolucionario y que tiene que ver con la izquierda: segundo que aun se crea que las discusión política actual esta centrada en el debate entre izquierda-derecha, lo que me deja muy preocupado y con pena ajena. Preocupación por la evidente falta de inteligencia y creatividad para pensar el mundo que tenemos y plantear propuestas coherentes con sus necesidades y pena ajena al ver como pretenden meter en el mismo saco a Marx, Bolívar y Tirofijo.
Comienzo con esto último. Todo el mundo sabe que Karl Marx fue un intelectual del siglo XIX que hizo grandes aportes a la filosofía, a la economía política y a la sociología. Es un referente en el estudio de estas ciencias, al igual que Smith y Ricardo en Economía o Weber y Durkheim en Sociología, Marx es parte del pensamiento clásico fundante de las ciencias sociales. Sus aportes fueron tan originales y trascendentes que marcaron una ruptura con el pensamiento de la época, constituyéndose como un nuevo paradigma para la lectura y comprensión de la realidad, especialmente la de finales del siglo XIX y comienzos del XX; por su parte Bolívar fue un político inteligente que lideró la independencia de varios países en Suramérica cabalgando sobre las ideas de la Ilustración; y Tirofijo fue un campesino que en busca de reivindicaciones económicas y sociales abrazó una de las sectas del marxismo y terminó encerrado en un mundo propio desde el que arrasó con la vida de millones de colombianos y desencadenó las peores guerras y el terror en esta Nación. En conclusión es un abuso y un atrevimiento hacer siquiera comparaciones.
De otro lado, mi preocupación comienza por la imagen que se me vino con la noticia citada: imaginemos montar una empresa que quiere ser competitiva con máquina de escribir, casetes, grabadora, tocadiscos, tablero de tiza y teléfono de disco, en medio de este mundo del ipod, iphone, e-mail, tv satelital, mp-4, e-learning, facebook, y un sinnúmero de adelantos tecnológicos que no solo han ‘revolucionado’ las formas de Hacer sino también de Ser y que exigen nuevas dinámicas de socialización y regulación de las relaciones sociales; me preocupa que una visión de mundo que no supera las fronteras veredales con un horizonte situado en un pasado remoto, feudal y absolutista, se autodenomine continental.
Sin embargo, lo más grave de que existan estos grupos de personas delirantes y que añoran una realidad pasada como si fuera el paraíso perdido, es que promueven la creación de grupos paralelos igualmente delirantes pero en la otra orilla, es decir en la llamada derecha. Hay que ver a los jóvenes seguidores de esta otra ‘religión’, que como los de antaño llevan libros debajo del brazo como si fuera el evangelio, predicando y justificando los falsos positivos y el paramilitarismo como males necesarios (o exorcismos) para mantener el orden y la seguridad.
Yo creo que es tiempo de dar un salto más allá de la vieja discusión entre derecha e izquierda. Hoy el mundo nos muestra signos que requieren un pensamiento en términos globales e integrales desde la noción de sostenibilidad y del desarrollo humano. Enfrentamos el reto de preservar el planeta, mejorando las condiciones de vida de las personas y haciendo uso de nuestra inteligencia para resolver las contradicciones creadas por la ciencia moderna. Nos enfrentamos a los desafíos que proponen la perspectiva de género, la biotecnología, el enfoque diferencial, la diversidad sexual, la eugenesia liberal y la soberanía alimentaria, entre muchos otros.
El mundo nos esta exigiendo nuevos paradigmas para la comprensión de nuestra realidad…
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