Recién terminan las celebraciones de fin de año que en nuestra cultura están íntimamente relacionadas con las festividades religiosas sobre el nacimiento de Jesús. La Navidad y el Fin de Año son las fiestas más importantes en nuestro calendario. Son tiempos de unión familiar, de abrazos y reconciliaciones. También es el tiempo de las promesas y sobre todo de pedir; pues parece muy cierto aquello de que en nuestra cultura nos gusta mucho pedir pero muy poco ofrecer.
En navidad se le piden regalos al niño Dios o a Papá Noel, otros lo hacen a los Reyes; en el fin de año se piden cosas para el año nuevo, algunas personas hacen una lista –como los pliegos de peticiones que suelen presentar los trabajadores; todo el mundo pide algo pero muy pocos están dispuestos a ofrendar. Y ¿qué puede ofrecer una persona común y corriente? La mayoría creemos que al no tener Poder ni riqueza es muy poco o nada lo que podemos ofrecer; sin embargo, la realidad es otra pues cada uno puede dar desde lo que es y lo que tiene.
No es necesario ser rico ni poderoso para ofrendar. Todos podemos dar bien sea de forma particular o general. De forma particular me refiero a alguna ayuda específica como dar regalos a niños muy pobres, ayudar a familias desplazadas, donar a los ancianatos, acompañar a los enfermos; ser voluntario en un proyecto, etc; y de forma general podemos ofrecer aquello que somos y hacemos. Por ejemplo, un niño de doce años puede ofrecer su empeño en ser un mejor estudiante, hermano, hijo o vecino; o un empleado, puede ofrecer su tiempo, su inteligencia y sus emociones para hacer un ambiente más agradable en la empresa, también su disposición de ser un mejor padre o madre; y cualquier persona puede ofrecer ser un mejor ciudadano, no botando basuras en las calles, recogiendo la suciedad de sus mascotas, cumpliendo las normas, participando, promoviendo y defendiendo sus derechos.
Tenemos que quitarnos la idea de que somos muy pequeños para hacer algo grande, o que las grandes transformaciones requieren de seres excepcionales y que sin dinero de por medio no es posible lograr nada. Debemos minimizar el miedo de ser Sujetos; debemos atrevernos a pensar por nosotros mismos, tomar decisiones, arriesgarnos. Debemos dejar de lado la idea de que solo somos piezas de un ajedrez que juegan los poderosos y que sin importar nuestro criterio las cosas nunca cambiarán. Debemos dejar de sentirnos derrotados antes de iniciar la contienda, es decir no debemos DEJAR ASI; lo que debemos es proponer cambios, innovar y re-crear situaciones.
De mi parte este año he ofrecido mi trabajo, mi fuerza, mi energía, las emociones, la inteligencia, la creatividad y la sabiduría, en el propósito de contribuir en la transformación de las estructuras sociales, económicas y culturales de nuestra región, en pro de un desarrollo sostenible, competitivo y con mejor calidad de vida. Mi apuesta es por el cambio, la innovación y la renovación desde la Acción Política.
Y usted ¿qué ofrece para el año nuevo?
En navidad se le piden regalos al niño Dios o a Papá Noel, otros lo hacen a los Reyes; en el fin de año se piden cosas para el año nuevo, algunas personas hacen una lista –como los pliegos de peticiones que suelen presentar los trabajadores; todo el mundo pide algo pero muy pocos están dispuestos a ofrendar. Y ¿qué puede ofrecer una persona común y corriente? La mayoría creemos que al no tener Poder ni riqueza es muy poco o nada lo que podemos ofrecer; sin embargo, la realidad es otra pues cada uno puede dar desde lo que es y lo que tiene.
No es necesario ser rico ni poderoso para ofrendar. Todos podemos dar bien sea de forma particular o general. De forma particular me refiero a alguna ayuda específica como dar regalos a niños muy pobres, ayudar a familias desplazadas, donar a los ancianatos, acompañar a los enfermos; ser voluntario en un proyecto, etc; y de forma general podemos ofrecer aquello que somos y hacemos. Por ejemplo, un niño de doce años puede ofrecer su empeño en ser un mejor estudiante, hermano, hijo o vecino; o un empleado, puede ofrecer su tiempo, su inteligencia y sus emociones para hacer un ambiente más agradable en la empresa, también su disposición de ser un mejor padre o madre; y cualquier persona puede ofrecer ser un mejor ciudadano, no botando basuras en las calles, recogiendo la suciedad de sus mascotas, cumpliendo las normas, participando, promoviendo y defendiendo sus derechos.
Tenemos que quitarnos la idea de que somos muy pequeños para hacer algo grande, o que las grandes transformaciones requieren de seres excepcionales y que sin dinero de por medio no es posible lograr nada. Debemos minimizar el miedo de ser Sujetos; debemos atrevernos a pensar por nosotros mismos, tomar decisiones, arriesgarnos. Debemos dejar de lado la idea de que solo somos piezas de un ajedrez que juegan los poderosos y que sin importar nuestro criterio las cosas nunca cambiarán. Debemos dejar de sentirnos derrotados antes de iniciar la contienda, es decir no debemos DEJAR ASI; lo que debemos es proponer cambios, innovar y re-crear situaciones.
De mi parte este año he ofrecido mi trabajo, mi fuerza, mi energía, las emociones, la inteligencia, la creatividad y la sabiduría, en el propósito de contribuir en la transformación de las estructuras sociales, económicas y culturales de nuestra región, en pro de un desarrollo sostenible, competitivo y con mejor calidad de vida. Mi apuesta es por el cambio, la innovación y la renovación desde la Acción Política.
Y usted ¿qué ofrece para el año nuevo?
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