Desde que en el mundo se comenzó a entender que los recursos naturales no son infinitos y que por lo tanto debemos cuidar el planeta para que podamos satisfacer nuestras necesidades sin comprometer la posibilidad de las generaciones futuras para satisfacer las suyas, se nos advierte que el Desarrollo se refiere a las personas y no a las cosas; este es el principio del Desarrollo Sostenible que surgió a finales de la década de los ochenta del siglo pasado.
Hoy día, esto es el pan de cada día, todo el mundo lo repite, todos los líderes sociales y políticos, desde el presidente de una Junta de Acción Comunal hasta el Presidente de la República, llevan el discurso de la Sostenibilidad en su agenda pública, los objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) están en todos los documentos, lo recitan, lo reclaman y hasta los reverencian pero no estoy muy seguro que lo comprendan, porque si fuera así no seguiríamos pensando que el Desarrollo es solo crecimiento económico sino que tendríamos mas indicadores de calidad de vida y lo que Max Neef ha sabido llamar un “Desarrollo a Escala Humana”.
El discurso de “lo social” -cuando quieren referirse a las personas- está en boca de todos los políticos y empresarios, sin embargo, como lo que vale son los hechos y no las palabras, sus acciones parecen demostrar lo contrario. En el caso de Bucaramanga, desde hace muchos años, cuando experiencias como la de Bogotá y Medellín, demostraron que con programas de educación ciudadana (cultura ciudadana) se podía lograr una transformación la ciudad, algunas personas hemos esperado que desde la alcaldía de Bucaramanga se lidere un programa que promueva el amor por la ciudad, el cuidado de lo público, la responsabilidad ciudadana, la tolerancia y la solidaridad, el respeto de las normas, el control social y la autorregulación, entre otros. Pero no ha sido posible, todo se ha limitado a proyectos pequeños, sin conexión, contexto ni fundamento, de actividades lúdicas en el espacio público que más que una invitación a la reflexión y el cambio de hábitos, pautas y costumbres, son anecdóticos y solo generan hilaridad.
Muchos teníamos la esperanza
que en la administración anterior, de Rodolfo Hernández y Manolo Azuero, la
Cultura Ciudadana tuviera un lugar preponderante en su visión del Desarrollo,
pero no fue así. Se hicieron algunas mejoras en algunos lugares del espacio
público, se promovieron cosas como las obras de urbanismo táctico y las ciclorutas
(todo un debate en movimiento) pero hasta ahí. Con esta administración tenemos
la esperanza que el alcalde, un gerente en todo el sentido de la palabra, pueda
tomar esta iniciativa y brindarle a los Bumangueses y a sus visitantes, una
ciudad realmente Bonita en lo arquitectónico y en lo humano.
Esto me remite al inicio, el Desarrollo no se refiere a las cosas sino a las personas, y en ese sentido creo que una de las grandes inversiones que debe hacer esta administración municipal en los 400 años de Bucaramanga, sea en Educación Ciudadana. Para que “Lo Social” no sea solo ese asistencialismo que tantos critican y otros tantos reclaman del Estado, sino que sea un pretexto para que la Ciudad se convierta en un espacio de personas amables, tolerantes, cuidadosas del espacio público, solidarias, orgullosas de su ciudad, que pagan impuestos con el gusto de verlos reflejados en la seguridad de los ciudadanos, la limpieza de sus calles, la calidad de la educación, entre otros.
Hacer de Bucaramanga una ciudad realmente Bonita implica invertir en sus habitantes para que la cuiden y se cuiden. El mejor recuerdo que un visitante se puede llevar de la ciudad es sobre su gente y sus comportamientos. Porque de nada sirve encontrar una ciudad con bonitos edificios, puentes y parques si la gente que la habita con sus acciones demuestra que no la quiere: no respeta las normas de tránsito; no respeta las normas de convivencia en el espacio público; no es solidaria ni tolerante; vive temerosa por la delincuencia; las calles están llenas de basura, etc.
Estamos a tiempo, señor alcalde, que los 400 años de la ciudad queden en el recuerdo de propios y extraños porque fue el año en que la ciudad dio un giro en su identidad ciudadana y lo Bonita pasó de un simple eslogan a una forma de ser de sus habitantes y dirigentes políticos, sociales y empresariales.
3 comentarios:
Gracias por la reflexión mi Dr Alvaro Vecino, sin embargo la ocupación por el tema debe extremarse y abordar en la agenda temas como la mezcla cultural de los últimos 30 años, especialmente el fenómeno de la migración de nuestros hermanos Venezolanos, la terrible planeación de la cicloruta, que de muy necesaria pasó a ser muy criticada por tan terrible planeación, la cual no contó con el sentir de los ciudadanos, especialmente de los biciusuarios. Quedan pendientes tantas cosas en el tintero, como el tema de la corrupción y la ausencia de liderazgos políticos y sociales de gruesa convicción futurista. mil gracias
Una clara reflexión sobre la necesidad de fortalecer el ámbito social y cultural de nuestra ciudad. Las inversiones no solo debe ser de infraestructura que es importante,sino del buen uso y cuidado de la misma, que requiere educación.
Excelente reflexión, sin duda sin las personas las que definen una ciudad, una empresa, una familia y a Bucaramanga para volver a sentir como La Ciudad Bonita de Colombia le hace falta invertir en cultura ciudadana.
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