viernes, 15 de marzo de 2024

RELACION PEDAGOGICA (una Historia de Nando)

Ocurrió en los años 80’s. El Padre Plata dictaba las clases de religión que para la mayoría era una de las mejores pues el cura siempre hablaba sobre cosas de la vida, invitaba a la reflexión y el discernimiento, aunque no creo que logrará mucho pues los muchachos aprovechaban para hacer cualquier cosa menos prestar atención. Al final del bimestre, y para justificar la nota, el Padre hacía un examen, algo sencillo, producto de la reflexión personal, no había que memorizar nada sino expresar un punto de vista, “su opinión” decía él, por eso no había que vigilar para prevenir la copia. Salía hasta la cafetería y volvía para recoger los exámenes.

Un día, en una de esas pruebas, cuando el cura volvía por los exámenes, un estudiante lanzó un escupitajo con las consecuencias de una gripe mal cuidada sobre la última hoja, justo la que daría sobre el pantalón del profesor. El cura tomó el paquete y salió con una sonrisa…en menos de tres segundos el cura entró sin sonrisa, con la cara más roja que un tomate, con los puños cerrados golpeó el escritorio y vociferó con voz de trueno. Aquel Hijue#¬*-Ç*¿&%$·@|# …  que tenga los pantalones… que salga conmigo hasta la cancha y arreglemos esto como hombres…     el salón enmudeció … … no se movía una pluma … …ni un suspiro … 

Con el transcurrir de los minutos la cara del cura se fue blanqueando hasta encontrar su estado natural, el silencio se fue alejando para dar paso al susurro, el movimiento de la tapa del pupitre, una tos, cof, cof, y el Padre recobró la compostura, se disculpó con sus alumnos, se apenó, y como si fuera él el causante de algún daño invitó a sus muchachos (que no eran más de veinte) a tomar un refresco en una tienda fuera del colegio.

La alegría volvió a los estudiantes, que lejos de ser jovencitos como los de hoy, eran señores de cabello largo, con bigote, no se usaba uniforme y se llevaba un  paquete de cigarrillos en el bolsillo. El cura encabezaba la marcha y los estudiantes, pasando de la vergüenza a la burla, hicieron una fila imitando los movimientos del Padre e invitando a los transeúntes a unirse al festejo “vamos que el cura esta invitando”.  -Pidan lo que quieran que yo invito muchachos- dijo el cura- y nuestros alumnos (que de repente eran más de sesenta), despojados ya de toda vergüenza no solo pidieron una gaseosa como se les invitó, sino que aprovecharon para pedir galletas, sardinas, salchichas, chitos, golosinas, pan, etc, etc, etc.

La cuenta por favor: con mucho gusto Padre: son $$$$$....el cura abrió los ojos y carraspeó gggrrrmm Todo eso? Je, je, je, dio una risa de contención, sacó la billetera y pagó.

El Padre siguió dando clases y por fortuna cada año los estudiantes eran más jóvenes, hasta tener en el grado once muchachitos con la edad de los que en aquella época tenían cuando apenas entraban al Bachillerato. 



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