sábado, 18 de noviembre de 2006

METROLINEA Y LA CONVIVENCIA CIUDADANA

Consideraciones Generales

La historia socio-cultural de los colombianos ha sido descrita como una realidad híbrida donde se integran elementos premodernos, modernos y posmodernos, que se ponen en evidencia en la fractura que se da entre las condiciones que regulan las relaciones económicas e institucionales y los sistemas de representación mental que soportan el uso de esas condiciones materiales.

Dicho con otras palabras, hemos construido un entorno material siguiendo los parámetros de la racionalidad técnico-moderna, pero la manera como, en forma mayoritaria, los individuos y los grupos sociales interpretan la existencia, se rige por concepciones de mundo centradas en aspectos metafísicos, teológicos e incluso míticos que nos alejan en las prácticas de vida cotidiana de los valores en que se funda la convivencia ciudadana en las sociedades democráticas y los entornos urbanos.

Es en ese sentido que observamos las dinámicas socio-culturales relegadas ante los acelerados procesos de desarrollo que se imponen con la innovación tecnológica y que se instauran en la vida social de manera casi repentina, conduciéndonos a una rápida adaptación en la cual no logramos, la mayoría de veces, una comprensión total de las cosas que suceden a nuestro alrededor.

Este desfase entre modernización y cultura, nos conduce a la segmentación de espacios y por consiguiente a la fragmentación social dentro de un mismo espacio como es la ciudad.

Hoy tenemos un Area Metropolitana fraccionada, y dentro del Area a cada municipio sufriendo sus propias dinámicas de fragmentación social (por marginalidad, desplazamiento, informalidad o aumento de la pobreza) donde se perfilan de manera constante actores sociales nuevos que redefinen cada contexto generando rupturas en el tejido social.

La superación de estos procesos está en la aceptación de la pluralidad social, el reconocimiento político, cultural y normativo y en la construcción de unos mínimos elementos comunes que definan lo público dentro de nuestras ciudades.

En ese sentido El Sistema Integrado de Transporte Masivo (Metrolinea) debe mirarase como algo más que un proyecto que resuelve las necesidades de movilización de los habitantes del Área Metropolitana de Bucaramanga (AMB) sino que puede constituirse en un elemento central en las dinámicas de transformación cultural de los municipios que conforman el AMB y desde aquí irradiar su fuerza a gran parte del Departamento de Santander.

Metrolinea y la convivencia ciudadana.

Hasta hoy al proyecto Metrolinea le ha faltado un proceso de Promoción amplio, no solo en los sectores por donde se construyen las obras, sino a nivel de toda la ciudadanía del AMB con varios propósitos: 1) preparar a los ciudadanos para las incomodidades que los afectan durante el desarrollo de las obras; 2) ampliar el horizonte sobre el sentido y los significados del Sistema en el devenir económico de cada uno de los municipios, de repente encontrar allí nuevas oportunidades y posibilidades para el desarrollo de una actividad económica y 3) para iniciar un proceso de transformación cultural que permita hacer de Metrolinea el punto de partida para una nueva manera de vivir la ciudad, entendiendo que la ciudad no son solo las calles y edificios sino el cúmulo de relaciones sociales que expresan en este espacio vital.

Creo que hoy el AMB y en especial el municipio de Bucaramanga tienen la oportunidad histórica de construir procesos de desarrollo urbano, integrando la ejecución de obras civiles con la generación de dinámicas para la integración social y la transformación cultural de sus habitantes.

Esta integración hacia la transformación es viable si se tiene en cuenta que el municipio cuenta con un nuevo Manual de Policía, convivencia y Cultura Ciudadana que constituye el marco normativo de las relaciones sociales entre los habitantes del municipio.

Este Manual fundado en los principios rectores de la convivencia democrática y que propende por un mejor entendimiento entre los habitantes del municipio, de estos con las autoridades y de las autoridades con sus ciudadanos, puede pasar de ser un manual de buenas intenciones para convertirse en una realidad y creo que el mejor momento es hoy cuando podemos integrar los cambios físicos a los cambios culturales a través de Metrolinea.

Para hacer efectivo el mandato de este Manual, es necesario emprender un proceso de socialización que les permita a los ciudadanos, según su edad, género, nivel académico y rol que desempeña, interiorizar los principios que rigen el Manual y actuar consecuentemente.

No se trata de una simple difusión del manual sino de su socialización, es decir que se requiere un proceso de internalización de aprendizajes y valores para la reconfiguración de una nueva realidad de la que hoy somos protagonistas y que de no hacerlo seria una realidad que mañana nos atropellará y ante la cual debemos, con paso presuroso, acomodarnos sin darnos el tiempo para comprenderla y disfrutarla. Es decir aquello que hoy puede ser una condición para mejorar nuestra calidad de vida, no solo en el sentido material sino emocional y espiritual, puede convertirse en un factor más de estrés, angustia, fragmentación y exclusión.

Mi propuesta es que el tema de Metrolinea se abra a la discusión ciudadana, pues hasta hoy ha sido un tema centrado en algunos círculos referidos a la discusión técnica y sobre quienes están directamente afectados (los que viven del transporte y algunos sectores del comercio), sin embargo sigue siendo un tema desconocido por gran parte de la los ciudadanos que lo padecen pero no se interesan.

Que se abra el debate sobre Metrolinea para conocerlo mejor, discutirlo, hacer más foros, tertulias, abrir paginas web, aprender a querer el proyecto para hacer de el un eje de integración ciudadana y de transformación urbana con sentido de pertenencia.

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