Distinción a Carlitos Serrano Vecino
Al
sonar el pitazo final del partido, su rostro quedó totalmente desencajado. Miró
alrededor y de inmediato comenzó a bajar las gradas del coliseo con prisa y
decisión, saltó la barrera que separa la cancha de microfútbol de los espectadores
y caminó tres pasos. A su alrededor todo era ajeno, mujeres, niños y hombres
con camisetas del equipo visitante, que había resultado ganador, corrían
sonrientes hacia sus ídolos del momento, los jugadores que habiendo ganado el
juego pasaban a la final del Campeonato. También estaban las caras serias de
los jugadores del equipo local, del cual Carlitos era su hincha más entusiasta;
pero no estaban tristes, tampoco enojados, parecían más bien resignados, y esto
lo enfureció más. Con las manos en la cintura miró en derredor sintiéndose impotente.
Bajó las manos y la cabeza, camino de regreso lentamente, volvió a saltar la
barrera para subir de nuevo por las graderías, abrazó a su madre e irrumpió en
llanto.
El
partido era la semifinal del campeonato nacional de microfútbol, partido de
vuelta, entre el equipo de Bucaramanga y el de Bogotá. En el partido de ida el
marcador quedó en empate cuatro a cuatro, por lo que cualquiera de los dos tenía
el chance de ganar y pasar a la final. Las lágrimas de desconsuelo de Carlitos
no eran por haber perdido sino por un
conjunto de factores que condujeron a esa realidad: primero, fue muy evidente
la parcialidad de algunos árbitros hacia el equipo capitalino; segundo, la
temprana expulsión del mejor jugador del equipo local y tercero, quizá la más
importante, la falta de Espíritu Ganador en estos jugadores.
Esta
ausencia de Espíritu Ganador es evidente por varias razones: la primera es que
durante todo el campeonato estuvieron de primeros ganando partido tras partido
por goleada, incluso a éste equipo ya se le había ganado y los habían goleado,
luego de empatar en el primer partido y perder con un autogol
en el segundo partido de esa semifinal, demuestra que los muchachos aun no están
listos para enfrentar la presión que exige cualquier deporte de alta competencia en
el ámbito nacional. La segunda, es la
evidente tranquilidad de los perdedores, no hay rabia, ni desolación, solo
disculpas comunes como “dimos nuestro mejor esfuerzo” o “en otra ocasión será”,
eso sólo refleja el espíritu mediocre de quien se conforma con nada.
Al
otro lado esta Carlitos, que ha sido formado para ganar, por eso le duele, por
eso llora, se siente impotente. No porque el campeonato de microfútbol sea el
mayor trofeo del deporte nacional, ni
porque sus jugadores sean ídolos mundiales, es solo por el hecho de querer
siempre ser un ganador. Lastimosamente para Carlitos, en su paso por la
adolescencia hacia el mundo adulto, tendrá que darse cuenta que la mayoría de Sujetos
que lo rodean no están pensando en la Gloria y en Ganar, solo en llevar su
triste vida enajenada procurando el menor dolor en el mundo, es decir tendrá
que aceptar que está rodeado de gente mediocre, según lo describe Jose
Ingenieros “Lo
habitual no es el genio ni el idiota, no es el talento ni el imbécil. El hombre
que nos rodea a millares, el que prospera y se reproduce en el silencio y en la
tiniebla, es el mediocre”.
Por eso Gracias a Carlitos por compartir con nosotros su Espíritu Ganador.
1 comentario:
Espíritu Ganador eso es lo que todos debemos tener siempre 💪
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