Ser madre es una acción instintiva dispuesta
por la naturaleza para la conservación de la especie y que se desarrolla desde
el sentido común y se nutre de esa emoción esencialmente humana como es EL
AMOR.
Mi mamá crió a diez hijos y ayudó en
la formación de una veintena de nietos. ¿Quién le enseñó?... Nació en el campo
en una familia de diecisiete hermanos de una madre que se casó a los 14 ¿Quién
le enseñó a ella? y si siguiéramos hacia atrás encontramos a miles de millones
de mujeres que dieron origen y desarrollo a la especie humana atendiendo solo a
su instinto maternal.
Lastimosamente la sociedad de
consumo, en forma de sicología popular, regada en miles de revistas, artículos, videos y piezas publicitarias,
se empeñan en jugar con la conciencia de las noveles madres, insistiéndoles que
éste estado natural es algo muy parecido o mucho más complicado que la
Ingeniería Nuclear... que se requiere el desarrollo de habilidosas técnicas
para amamantar al bebé, cambiar los pañales, bañarlos y sacarles gases; que se requiere
la combinación exacta en cantidades de miligramos para la preparación de fórmulas
exactas para los biberones; la medición de horarios con minutos y segundos para
acertar en la hora de comer; contabilizar el número de caricias exactas para no
sobreprotegerlo; controlar rigurosamente
los segundos y minutos en que se debe dejar avanzar el llanto o las dosis de
música y la cantidad de palabras para la adecuada estimulación; el nivel de
decibeles en el tono de cada canción de cuna para que pueda dormir tranquilo;
además de la cantidad de artefactos necesarios y de marca determinada para
logar con éxito tan artificiosa tarea.
Estas revistas y charlatanes de
oficio se han encargado que esta madres, que fueron criadas por madres que solo
tenían a la mano el puro instinto y el amor maternal, se vuelvan inseguras y
desconfiadas de si mismas y de todo lo que les rodea, transmitiéndoles, muy
seguramente, a sus hijos esa inseguridad, temor y preocupación que les genera querer darles una vida
tranquila, segura y despreocupada.
Que vivan las madres al natural, que
VIVA MI MAMÁ que no fue a la escuela y SOLA tuvo que parir y criar a diez
hijos, entre ellos dos pares de mellos; que los amamantó sin pensar en su
figura, que se cuidó del sereno en la dieta, los llevó al sobandero cuando se
descuajaron, les ponía un hilo en la frente cuando tenían hipo, les puso un
botón para meter el ombligo, les cambio (lavó y planchó) una y otra vez los
pañales de tela, les puso chupo, les dio tetero y en medio de la escasez de
servicios públicos y comodidades los amó y nos sigue amando incondicionalmente hasta
que Dios se lo permita…
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