En el departamento de Santander tenemos
y tendremos la presencia de proyectos de alto impacto que merecen un diálogo
alrededor de ellos sobre su aporte al Desarrollo de la región y los municipios
en términos de Sostenibilidad. Recordemos los que tenemos: El embalse de
Topocoro; la ruta del cacao; la autovía Bucaramanga – Pamplona. Los que se
vienen: Construcción de la Ruta del Sol; Rehabilitación de la Vía férrea para
transporte de carga; Navegabilidad del Río Magdalena; Puerto Multimodal;
Ampliación de la Refinería; Proyecto Piloto de Fracking y Proyecto Minero en
Soto Norte. Es Responsabilidad Social de las empresas que realizan estos
proyectos y de las entidades territoriales que hacen aporte del área de
influencia de los mismos, promover un diálogo social sobre el Desarrollo
Sostenible de sus regiones a partir de la construcción de los aprendizajes y
oportunidades que se generan por los impactos de estos proyectos en la dinámica
económica, social, cultural y ambiental de los territorios.
Quizá las Universidades,
la Cámara de Comercio, el Comité de Gremios, la Fundación Participar, la
Corporación Compromiso, Prosantander, el Movimiento Cívico Conciencia
Ciudadana, el Programa de Desarrollo y Paz, entre otros, pudieran convocar a un
diálogo regional sobre este asunto y construir, con el gobierno departamental y
las alcaldías, una agenda con programas y proyectos definidos que apunten a un
verdadero Desarrollo Sostenible de la región tomando como punto de partida los
impactos y beneficios de estos grandes proyectos.
Los proyectos
enunciados se vienen desarrollando o se preparan sin mayores contratiempos,
salvo los dos últimos: el proyecto piloto de Fracking en Puerto Wilches y el
proyecto de minería en la provincia de Soto Norte. Sobre ellos han surgido
voces de inconformismo y negación por el presunto daño ambiental que pueden
generar con graves consecuencias para los habitantes de sus áreas de
influencia, según dicen. En mi opinión creo que sobre ambos proyectos se
requiere un abordaje franco y desapasionado para generar discusiones
constructivas que aporten a esta idea de Desarrollo Sostenible que requerimos.
En términos
generales el proyecto piloto de Fracking busca “…obtener información
científica (social, ambiental, operacional) que permita al Estado la formulación
de una política pública en materia de desarrollo de yacimientos no
convencionales (…)” Visto así, esto puede ser una gran oportunidad para
ampliar nuestros conocimientos sobre aspectos técnicos, sociales y ambientales
en una región específica y generar nuevos conocimientos que permitan trazar
líneas de Desarrollo Sostenible ajustadas a las necesidades de los wilchenses y
en general de los habitantes del magdalena medio. Como sociólogo, tengo mucha
curiosidad por saber cómo se realizará la investigación científica en el ámbito
social y ambiental; cómo se abordará el problema, métodos, metodologías,
análisis, documentos, etc. Quisiera conocer los análisis,
aprendizajes y nuevos conocimientos que nos permitirán una mejor comprensión de
las realidades culturales de las comunidades que habitan esta región. Sin duda,
una emoción igual sentirá quienes tengan intereses profesionales en las otras
áreas del conocimiento sobre las que se basa este proyecto.
En cuanto al
proyecto de minería en Soto Norte, hay una discusión con mayor tiempo de
exposición pero con poca profundidad para la opinión pública. Pues si bien
ambas partes, empresa y opositores del proyecto, cuentan con argumentos
técnicos para sustentar su posición, al grueso de los ciudadanos (especialmente
en Bucaramanga y su área metropolitana) solo nos llega un cliché que pone la
situación en el espectro emocional y en blanco y negro: agua vs oro.
Pero toda la discusión que puede generarse sobre los impactos del proyecto en
el Desarrollo Sostenible de la región está prácticamente anulada, ya que la
posición de los opositores es casi intolerante ante posturas diferentes y la de
la empresa parece más una apuesta política que técnica.
Tenemos, en
Santander, una gran oportunidad de construir una agenda concreta de Desarrollo
Sostenible, sobre los beneficios efectivos que los proyectos de alto impacto
generan en las comunidades y su entorno, para construir Planes, Programas y
Proyectos que incidan de forma concreta en los aspectos sociales, culturales,
económicos y ecológicos de las comunidades ubicadas en sus áreas de influencia
y especialmente de las nuevas generaciones.
Ojalá que estos
proyectos no sean una anécdota más en la vida de las comunidades o un pretexto
para la corrupción o para la ventaja económica de unos pocos sino la apuesta
por esa mejor calidad de vida que muchos pregonan, pero sobre la que poco se
hace
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