martes, 1 de abril de 2025

ENTRE PERSONAS Y PERSONAJES

¿Qué define a un líder político: su esencia como persona o la imagen que proyecta como personaje? En una sociedad cada vez más dominada por lo visual, esta pregunta cobra especial relevancia, particularmente ahora que se aproximan elecciones en nuestro territorio nacional.

Una persona, en su esencia, es un individuo con una historia, convicciones profundas, matices y una visión del mundo construida sobre la experiencia y el conocimiento. Un personaje, por otro lado, es una construcción simplificada y exagerada, diseñada para generar reacciones emocionales en una audiencia. En política, esta distinción es crucial porque muchos líderes han aprendido que proyectar una imagen llamativa  —ya sea a través de un sombrero peculiar, una camisa desteñida, una flor en la camisa o un eslogan repetido hasta el cansancio— les garantiza recordación inmediata. Como señala Pierre Bourdieu[1], estos símbolos actúan como capital simbólico que sustituye el debate racional por la identificación emocional.

El problema surge cuando esa imagen se convierte en el único fundamento del liderazgo político. Los "personajes" suelen carecer de programas coherentes y capacidad para abordar los problemas complejos que enfrenta la sociedad. Su discurso se limita a clichés vacíos sostenidos por la fuerza emocional de su imagen superficial.

Es preocupante que, en muchos casos, estos "personajes" políticos logren ser elegidos más por su forma que por su fondo, es decir, por la imagen que proyectan en lugar de la solidez de sus propuestas o la profundidad de su compromiso con el bienestar común. Esta tendencia no solo empobrece el debate político, sino que también pone en riesgo la calidad de la democracia, al priorizar la superficialidad sobre la sustancia.

La democracia se debilita cuando el mérito se mide por la espectacularidad y no por la solvencia ética o intelectual. Frente a esto, el antídoto es exigir transparencia, desconfiar de los discursos prefabricados y valorar a quienes, más que “personajes”, son personas dispuestas a dialogar con la realidad en toda su complejidad. Como ciudadanos, corresponde preguntarnos: ¿votamos por un disfraz o por un proyecto?



[1] BORDIEU, Pierre. La Distinción, La distinción: Criterio y bases sociales del gusto. Madrid: Taurus, 1998



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