Las instituciones académicas y centros de investigación pueden contribuir significativamente a la implementación de enfoques de gestión social basados en la acción comunicativa a través de la generación, sistematización y difusión de conocimientos relevantes. Para estos actores, se recomiendan las siguientes acciones:
a) Desarrollar investigaciones aplicadas sobre la gestión social de proyectos de alto impacto, generando evidencia empírica sobre lo que funciona y lo que no en diferentes contextos. Esto incluye estudios de caso, evaluaciones de impacto, análisis comparativos y otras aproximaciones metodológicas que permitan comprender mejor los factores que influyen en el éxito o fracaso de diferentes estrategias y prácticas. Es importante que estas investigaciones aborden tanto dimensiones técnicas como políticas, culturales y éticas de la gestión social, ofreciendo miradas integrales sobre fenómenos complejos.
b)
Formar profesionales con capacidades para implementar enfoques
de gestión social basados en la acción comunicativa. Esto implica desarrollar programas académicos
interdisciplinarios que integren
conocimientos de ciencias
sociales, comunicación, gestión de proyectos y áreas técnicas
específicas, con énfasis en habilidades prácticas como facilitación, mediación, investigación participativa o comunicación intercultural. Es fundamental que esta formación
incluya experiencias directas
en contextos reales,
a través de prácticas
profesionales, proyectos de vinculación con el medio o
investigaciones colaborativas con comunidades y organizaciones.
c)
Ofrecer acompañamiento técnico a comunidades,
empresas y entidades gubernamentales en procesos de gestión social. Esto incluye servicios de asesoría, capacitación, facilitación o evaluación que pongan el conocimiento
académico al servicio de necesidades concretas de los actores involucrados en
proyectos de alto impacto. Es importante que este acompañamiento se realice
desde una posición de independencia crítica, aportando perspectivas fundamentadas
que puedan enriquecer el diálogo sin alinearse automáticamente con los
intereses de ninguna de las partes.
d) Crear espacios de diálogo y reflexión donde diferentes actores puedan
intercambiar experiencias y perspectivas sobre la gestión social. Esto incluye seminarios, conferencias, talleres o comunidades de
práctica que reúnan a representantes de empresas, gobiernos, comunidades y
sociedad civil para discutir desafíos comunes, compartir aprendizajes y explorar
soluciones innovadoras. Las instituciones académicas pueden jugar un rol valioso
como facilitadoras de estos espacios, ofreciendo entornos neutrales y
metodologías que promuevan intercambios constructivos entre actores que
normalmente interactúan en contextos más conflictivos o formales.
e)
Desarrollar
y difundir herramientas metodológicas que faciliten
la implementación práctica de enfoques de acción comunicativa. Esto incluye guías, manuales, protocolos, software u otros recursos
que puedan ser utilizados por diferentes actores
para mejorar sus prácticas
de comunicación, participación, resolución de conflictos o evaluación
participativa. Es importante que estas herramientas se desarrollen de manera
colaborativa con sus potenciales usuarios, asegurando que respondan a necesidades reales y que sean
accesibles y adaptables a diferentes contextos.
f)
Promover la transdisciplinariedad y el diálogo
de saberes en la generación de conocimientos sobre gestión social. Esto implica reconocer y valorar diferentes formas de conocimiento, incluyendo saberes tradicionales, experienciales y prácticos junto con
conocimientos académicos y técnicos, buscando complementariedades y sinergias
entre ellos. Es fundamental superar enfoques extractivistas de investigación
donde las comunidades son meros objetos de estudio, para avanzar hacia modelos
colaborativos donde todos los participantes aportan y se benefician del proceso
de construcción de conocimiento.
g)
Incidir en políticas
públicas y prácticas
empresariales a partir de la evidencia generada por la investigación. Esto incluye participar en espacios de discusión normativa, elaborar
recomendaciones fundamentadas para tomadores de decisiones, y difundir
hallazgos relevantes en formatos accesibles para diferentes audiencias. Es importante que esta
incidencia se realice desde una posición de rigor académico y compromiso ético
con el bienestar de las comunidades y la sostenibilidad de los territorios,
aportando miradas críticas y propositivas que contribuyan a mejorar las prácticas
de gestión social.
La implementación de estas recomendaciones requiere un compromiso sostenido por parte de
todos los actores involucrados, así como la disposición a cuestionar y transformar
prácticas, estructuras y culturas arraigadas que pueden obstaculizar el
desarrollo de enfoques de gestión
social basados en la acción
comunicativa. No se trata
de cambios que puedan lograrse
de la noche a la mañana, sino de procesos
graduales que demandan paciencia, perseverancia y apertura al aprendizaje
continuo. Sin embargo, las experiencias analizadas en este documento demuestran que estos cambios son posibles y que sus beneficios
justifican ampliamente los esfuerzos invertidos, tanto para las empresas y
organizaciones promotoras de proyectos como para las comunidades y territorios
donde estos se desarrollan.
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