La idea del Ciudadano como miembro de una comunidad política, que conlleva una serie de deberes y una serie de derechos, de los cuales los más importantes son los derechos de participación política y el principal de ellos el derecho al voto; y el de democracia participativa fundada en la idea de que los ciudadanos, mediante su capacidad de asociarse y organizarse, puedan ejercer una influencia directa en las decisiones públicas, parecen estar bastante lejos de la manera como funciona nuestro modelo político, especialmente en épocas electorales.
Cómo podría denominarse este sistema político donde la mayoría de las personas ignoran su condición de ciudadanos, se actúa (especialmente en elecciones) bajo la apariencia del libre albedrío pero realmente condicionado por la amenaza de violencia armada o inducido por la satisfacción pasajera de la necesidad perpetua, o simplemente se es indiferente?
Dónde están los valores? Preguntan algunos... se perdieron, responden otros… y por qué no construir los valores que la sociedad democrática requiere para su funcionamiento? Sí, todos estamos de acuerdo, pero sobre qué fundamentos, bajo que ideales? Bueno, todos sabemos cuales son… pero en el momento de la decisión nos pasa lo del padre que recrimina a su hija que ha regresado después de una larga ausencia:
“La hija regresa después años de haberse ido. Llora desconsoladamente y su padre comienza a retarla: - Dónde estuviste tanto tiempo sin siquiera escribir,... desgraciada! ... No sabes cuanto ha sufrido tu madre! - Perdón, papá, pero es que me he vuelto prostituta... - ¿Como? ¿Que? Lárgate inmediatamente de esta casa! - Desvergonzada, inmoral, perversa... mala hija! - Seguro, papá, ya me voy, te comprendo. Solo vine a entregarle este abrigo de mink y las escrituras de una casa en la Riviera Francesa a mamá; una cuenta de US$ 500,000 para los estudios de mi hermanito y a ti papito, este Rolex Aniversario con diamantes y un Porshe Carrera Triptonic Turbo del 2001, color negro, que está en la puerta... - Hijita, - pregunto el padre condescendiente- ¿en que dijiste que te has convertido? - En prostituta, papá - Uff !!!, que susto, yo había entendido que ¡protestante ..!”
En similar actitud estamos los colombianos frente a los últimos acontecimientos de la llamada Parapolítica y ante la proximidad de las elecciones locales y regionales respecto a las cartas de presentación de nuestros candidatos.
Vale aclarar que este chiste es una versión simplista de la obra de Gustavo Andrade Rivera “Farsa de la ignorancia y la intolerancia en una ciudad de provincia lejana y fanática que bien puede ser ésta", pero creo que en nuestra realidad el chiste se nos acomoda más. (hasta en eso).
Cómo podría denominarse este sistema político donde la mayoría de las personas ignoran su condición de ciudadanos, se actúa (especialmente en elecciones) bajo la apariencia del libre albedrío pero realmente condicionado por la amenaza de violencia armada o inducido por la satisfacción pasajera de la necesidad perpetua, o simplemente se es indiferente?
Dónde están los valores? Preguntan algunos... se perdieron, responden otros… y por qué no construir los valores que la sociedad democrática requiere para su funcionamiento? Sí, todos estamos de acuerdo, pero sobre qué fundamentos, bajo que ideales? Bueno, todos sabemos cuales son… pero en el momento de la decisión nos pasa lo del padre que recrimina a su hija que ha regresado después de una larga ausencia:
“La hija regresa después años de haberse ido. Llora desconsoladamente y su padre comienza a retarla: - Dónde estuviste tanto tiempo sin siquiera escribir,... desgraciada! ... No sabes cuanto ha sufrido tu madre! - Perdón, papá, pero es que me he vuelto prostituta... - ¿Como? ¿Que? Lárgate inmediatamente de esta casa! - Desvergonzada, inmoral, perversa... mala hija! - Seguro, papá, ya me voy, te comprendo. Solo vine a entregarle este abrigo de mink y las escrituras de una casa en la Riviera Francesa a mamá; una cuenta de US$ 500,000 para los estudios de mi hermanito y a ti papito, este Rolex Aniversario con diamantes y un Porshe Carrera Triptonic Turbo del 2001, color negro, que está en la puerta... - Hijita, - pregunto el padre condescendiente- ¿en que dijiste que te has convertido? - En prostituta, papá - Uff !!!, que susto, yo había entendido que ¡protestante ..!”
En similar actitud estamos los colombianos frente a los últimos acontecimientos de la llamada Parapolítica y ante la proximidad de las elecciones locales y regionales respecto a las cartas de presentación de nuestros candidatos.
Vale aclarar que este chiste es una versión simplista de la obra de Gustavo Andrade Rivera “Farsa de la ignorancia y la intolerancia en una ciudad de provincia lejana y fanática que bien puede ser ésta", pero creo que en nuestra realidad el chiste se nos acomoda más. (hasta en eso).
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