jueves, 24 de enero de 2008

LA MALDITA PRIMAVERA

Como una bella primavera calificaron algunos políticos Colombianos a ese florecimiento de gobiernos de izquierda en el continente americano. Se abrazaba la idea de que por fin el ciudadano latinoamericano había crecido políticamente para decidir entre opciones de gobierno con diferencias ideológicas claras. De hecho la derecha saludaba con beneplácito, como algo saludable para la democracia, el arribo al poder de dirigentes del polo democrático alternativo a la alcaldía de Bogotá, la gobernación del Valle y la de Nariño en período actual.

Miradas claras y distintas sobre la misma realidad, fortalecen nuestro sistema político, en donde a los militantes de la izquierda les ha costado mucho (tiempo y vidas) tomar distancia -y ser asi percibidos por la opinión pública- de la extrema izquierda representada en los grupos armados al margen de la ley (las guerrillas), quienes otrora tomaron la vocería de la izquierda y pregonaron la combinación de todas las formas de lucha; por lo que para el ciudadano común resultaba muy difícil ver claramente la diferencia entre unos y otros. Sin embargo, en la madurez alcanzada, esto ya era cosa del pasado, así como esas disputas interminables entre las distintas fracciones de la izquierda por mal-interpretaciones o indefiniciones ideológicas del marxismo, leninismo, troskismo, castrismo, maoísmo, stalinismo, y muchos más.

Lastimosamente, todo este florecimiento primaveral, de un momento a otro, parece venirse a pique por la insensatez de quien hoy ostentaba la máxima inspiración para quienes están convencidos de su proyecto político y algunos inconformes, rebeldes y liberales con vocación política de izquierda democrática.

La actual postura del presidente de los venezolanos, Hugo Chávez, empeñado en reconocer a las guerrillas colombianas el carácter de beligerantes, ha tenido un efecto colateral en la izquierda colombiana a la que se le sobreviene un nuevo desprestigio ante la opinión pública que impávida observa como uno de sus representantes ante el congreso de la república (Senadora Piedad Córdoba) no solo acolita sino que aplaude y promueve lo que para los Colombianos solo es signo de desgracia, tortura y muerte.

Chávez, en su condición de presidente, con un sanedrín de ministros y asesores que lo adulan permanentemente, destila insensateces a diestra y siniestra, pasando de ser un tipo divertido a ser una figura oscura y demencial, el anuncio de las malas nuevas, pasando de ser el símbolo de la dulce primavera democrática a ser como una Maldita Primavera dictatorial.

Para muchos Chávez ha equivocado el rumbo, paro otros simplemente se le cayó la máscara o se destaparon las cartas de su megalomanía. Quizá Chávez piensa que ha encontrado, o siempre ha tenido, en las farc a un aliado para su proyecto político. Sin embargo los colombianos sabemos que las guerrillas colombianas hace mucho tiempo abandonaron cualquier orientación ideológica y pretensión política para dedicarse al secuestro, la extorsión, el narcotráfico y el terrorismo; y que las coordenadas espacio-temporales de la guerrilla no son como las del mundo civilizado, pues ellos viven su propio mundo, ya que políticamente las farc son autistas.

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