jueves, 25 de septiembre de 2008

CUANDO EL POBRE CREA EN EL POBRE

"Cuando el pobre crea en el pobre podremos cantar: libertad", reza la frase de la misa popular salvadoreña de los tiempos de la Teología de la Liberación.

América latina es hija de la esclavitud y quizá esa es la principal herencia que nos dejaron los colonizadores. No la esclavitud del cuerpo sino de la mente. Somos Hombres y Mujeres Jurídicamente libres pero que aun no superamos nuestro complejo de inferioridad ante el "Señor" europeo, gringo o simplemente extranjero.

Esta herencia que menoscaba la autoestima, es la que lleva a muchos a buscar desesperadamente en su árbol genealógico ancestros de la nobleza, preferiblemente con títulos de realeza. Nos vemos en el espejo y no nos gusta como somos: indio, negro o mestizo. Nos empeñamos en resaltar nuestro origen caucásico, ocultándonos de lo nuestro.

Negar lo que somos nos induce a NO valorar lo que tenemos ni lo que somos, siempre preferimos al extranjero. Cargamos un complejo de culpa por ser lo que somos, replicándolo en cada escenario de la vida nacional: en el pueblo se prefiere al de la capital y en la capital al extranjero. Nuestro grado de aceptación por lo nuestro está condicionado por el triunfo que se tenga en el extranjero. Si a "ellos" les gusta nuestra literatura entonces validamos nuestro talento y si les gusta nuestra música nos enorgullecemos de nuestra creatividad.

Desde hace varios años he leído en los periódicos, escuchado por la radio, visto por la televisión y ahora por Internet, que Bucaramanga es una Ciudad que ya no merece el apelativo de ciudad bonita y algunos han cuestionado si es la quinta ciudad o una ciudad de quinta, pero eso era arar en el desierto, ninguna voz, ninguna respuesta. Sin embargo, bastó que una encuesta de proexport revelara que para algunos turistas Bucaramanga era considerada una ciudad “sucia” y “desordenada” en su señalización, para que el Alcalde de inmediato anunciara que a más tardar en diciembre próximo saldrán dos licitaciones internacionales con las cuales se garantizará que empresas serias y técnicas se encarguen de cumplir con estos dos sanos objetivos, porque según él "los turistas tienen razón".

Este es un ejemplo clásico del complejo de inferioridad, le creemos al que viene de afuera pero no a los que vivimos, sentimos y sufrimos día a día la ciudad. De repente habrá que pedirle el favor a algún turista para que se queje de la inseguridad, o del retraso de las obras de Metrolínea, o del espacio público, o del mal estado de los parques, o del vacio de una idea de Ciudad, para que se tomen decisiones.

Tenemos una herencia pero podemos renunciar a ella, valorar lo que somos, creer en lo nuestro, aceptarnos como somos: bajitos, morenitos, “feitos” y altamente inteligentes. Escucharnos a nosotros mismos es el principio del Desarrollo, que no está medido por los puentes o calles que se hagan sino por la calidad de vida de las personas, lo que en una sociedad democrática se traduce en satisfacción plena de las necesidades básicas, organización comunitaria y participación democrática.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Es mas confianza por lo que hacemos, eso es ante todo un problema cultural por no creer en lo que somos capaces de hacer

Anónimo dijo...

Es falta de seguridad en lo mucho que tenemos y que podemos dar, pienso que somos más los colombianos que vivimos en nuestra patria que los extranjeros si todos pensaramos en ayudar a crecer al país a través de la ayuda mutua, nuestro país tendría un mejor desarrollo económico

Unknown dijo...

El temor de nosotros los colombianos es el de aceptarnos como somos y mas de la ciudad en donde vivimos,ya que necesitamos valorarnos y querernos consientisandonos de ser los mejores ,colaborando para hacer de nuestra ciudad la mejor ..debemos tener en mente EL YO PUEDO para triunfar..Ademas somos personas muy amables que recibimos al extranjero como a un hermano de nuestra patria..unirnos es la clave

Anónimo dijo...

Es cuestion de cultura, subvaloramos lo nuestro, no nos hemos concientizado de las capacidades que poseemos y las grandes cosas que podemos llegar a construir si trabajamos unidos, falta que iniciemos desde casa a generar cambios en los habitos y compromiso desde las diferentes instituciones que nos lleven a construir una nueva cultura ciudadana, Luz Angela Sogamoso.