viernes, 7 de noviembre de 2008

QUIÉN DICE QUÉ

Es importante estar atentos con aquello que se dice, especialmente de quién lo dice, en condición de qué lo dice y cómo se dice. Aunque esto parece un trabalenguas no lo es; simplemente es una pequeña alerta sobre el cuidado que debemos tener con lo que expresamos de manera oral, pues el acto comunicativo puede tener diversas interpretaciones bien sea por su significado literal, el uso que le demos a las palabras, la intención de quien habla o las condiciones de validez del discurso en un contexto determinado.

Si uno escucha que “el que tenga una panela que la parta a la mitad y la comparta con su vecino, pues así ayudamos a superar la pobreza”, de la boca de una catequista de parroquia que prepara niños para la primera comunión, puede interpretar este pequeño discurso de manera literal, es decir se espera que sus oyentes, los niños, compartan sus alimentos y bienes materiales, para ‘acumular riquezas en el cielo’. Por otro lado es claro que la intención, de la catequista, es coadyuvar en la formación de personas con unos principios morales y en el valor de la Solidaridad.

Sin embargo, si esa misma frase es pronunciada por un alto funcionario público, y en medio de una actividad ecuménica, promovida (paradójicamente) por la entidad territorial donde labora ese funcionario público, entonces el asunto se torna confuso, un poco desconcertante y algo preocupante, por varias razones:

1. Porque el ciudadano común queda confundido al no saber cuales son los límites que separan Estado de iglesia (razón y fe) o si aun vivimos en un Estado confesional y nuestro Estado ‘moderno’ es una quimera.
2. Porque pareciera que no hay una estrategia de superación de la pobreza bajo un modelo de Desarrollo racional y entonces improvisamos apelando a la ‘buena voluntad’ de las personas.
3. Porque las personas que llevan ‘el timón’ del Desarrollo de la región parecen no tener clara la diferencia entre lo estructural, lo cultural y lo psicológico.

Si se habla desde el rol de funcionario público, el discurso y la intención, deben reflejar esa condición y no la de un simple parroquiano. Los funcionarios públicos están para trabajar en la transformación estructural de la sociedad, diseñando estrategias, planes y programas para generar empleo, promover la justicia social, fortalecer la democracia, ofrecer cobertura total en educación y salud, construir las obras que se requieran y promover la participación ciudadana, entre otras.

Es mejor dejar el lenguaje motivador de la fuerza de voluntad, el espíritu positivo y la proyección mental a los sacerdotes, motivadores, recreacionistas y catequistas; y es mejor que las propuestas para la transformación social, de los servidores públicos, estén fundadas en los principios racionales del Estado Social de Derecho.

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