miércoles, 7 de octubre de 2009

CONFIANZA

La confianza es una experiencia que tenemos a diario con nosotros mismos y con los otros; es un elemento vital para el desarrollo de la vida humana; cada acto de comunicación y de interacción con el otro esta basado en la confianza. Por ejemplo, cuando subo a un autobús o taxi tengo la confianza en que el conductor me llevará donde yo le indique o por la ruta diseñada; también tengo la confianza en que los otros pasajeros son personas comunes y corrientes que van a su trabajo o a realizar alguna diligencia. En la vida cotidiana tengo confianza en los demás, no veo en ellos una amenaza para mi integridad o mi existencia; es decir, no estoy pensando que el conductor es un secuestrador, ladrón o asesino, lo mismo que los otros pasajeros.

En ese sentido la confianza es una apuesta por la acción del otro que esta en correlación con mi propia manera de actuar en el mundo y de relacionarme con los otros. Dicho de otra manera, tenemos confianza que el actuar del otro se desarrolla en el marco normativo del mundo social porque nosotros mismos somos respetuosos de ese marco normativo; es decir, cumplimos las normas en la expectativa de que el otro también las cumple, cuando se rompe ese acuerdo tácito, se rompe la confianza.

Visto así, la confianza pasa de ser una hipótesis a convertirse en un hecho cuando nuestras expectativas sobre el otro o lo otro se confirman. Si una persona hace una promesa y la cumple la confianza se ratifica y se fortalece; si una empresa cumple con lo que anuncia a sus clientes también fortalece la confianza, o cuando un artículo (herramienta, electrodoméstico, etc.) es de buena calidad se confía en su marca; también una tienda que vende artículos de buena calidad genera confianza, sus clientes permanecen fieles y las ventas se incrementan. La confianza esta en todos los campos de la acción humana, es también la clave del amor en cualquier relación de pareja, en la amistad o el enamoramiento, la confianza es la primera condición para que prospere.

No hay nada más frustrante que perder la confianza, pues una vez se ha perdido no es fácil recuperarla, lo que nos hace celosos, inseguros y en el peor de los casos indiferentes. Según encuestas de percepción, los colombianos confían más en la familia, la iglesia y el ejército, y tienen muy poca confianza en el congreso y los políticos en general. Esto es lógico cuando el ciudadano confía en las promesas de aquella persona que en tiempos electorales aparece “prometiendo escuelas y puentes donde no hay rio” y después lo ve acusado de enriquecimiento ilícito o vínculos con las mafias. Tampoco hay confianza cuando no se vota de manera consciente sino por hacerle el favor a un tercero, colaborarle a un candidato o a cambio de algo.

Recuperar la confianza en la Política y en los políticos no es una tarea fácil; es un reto para quienes pensamos que la vida humana es sagrada y rechazamos cualquier tipo de violencia; que los recursos públicos deben manejarse con transparencia; que no ‘todo vale’ y que hay que construir sobre lo construido. Sobre estos principios nace una nueva confianza hacia la Política y los Políticos que se abren paso en el recién transformado Partido Verde.

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