A finales de la década de los noventa, un grupo de colombianos, representantes de diferentes sectores de la sociedad, participaron en un ejercicio de planeación estratégica, en busca de posibles alternativas al conflicto armado colombiano agudizado en esa época. Esto se conoció como ‘Destino Colombia’.
Esta dinámica se hizo con la metodología de escenarios, que trataba de la construcción de posibles futuros para Colombia, con respectivas soluciones al conflicto. Al final se confeccionaron cuatro escenarios convergentes a saber: 1) "Amanecerá y veremos" como sinónimo de indiferencia por parte de los ciudadanos, lo que traería un crecimiento desbordado del conflicto, aumentando la inseguridad, el desplazamiento y emigración de colombianos; 2) "Más vale pájaro en mano que cientos volando", en el contexto donde se da una ofensiva mayor de los actores armados y tras muchos años de desangre, el Estado y la Sociedad toman la decisión de que ha llegado la hora de dialogar y llegar a acuerdos serios . En vez de perderlo todo, es mejor ganar algo, pensando que es mejor algún arreglo que un mal pleito; 3)"Todos a marchar" en este escenario se considera que para reconstruir una nación rota y zurcir las rasgaduras hechas al tejido social del país, y ante la frustración de otros intentos para alcanzar la paz , se debe instaurar un mandato firme para poner orden al caos institucional; y 4) "La unión hace la fuerza", se plantea la idea de que desde la base social se inicie un esfuerzo que se traduzca en profundos cambios en la mentalidad individual y colectiva. Se apuesta por la modificación de la vieja manera de ser basada en la inclinación a trabajar divididos y apostarle al Desarrollo basado en el respeto de las diferencias y la fuerza de la unión.
En retrospectiva, más que un ejercicio de planeación éste parece un libreto que se ha copiado casi al pie de la letra en la vida política nacional. Hemos pasado del primer escenario de indiferencia, al segundo de una negociación fallida que dio pie al tercero en el que sin duda los planeadores describieron muy bien, anticipando la reelección del presidente por una ‘oportuna’ reforma constitucional’. En esta lógica, agotado este período, estamos ad portas del cuarto escenario donde según lo describieron los participantes “la intensificación de la participación y la organización de ciudadanos de base cada vez más solidarios, fue erosionando a nivel local el sentido real de todo tipo de lucha armada y las prácticas políticas convencionales.(…) fue notoria la fuerza de unas organizaciones ciudadanas fuertes en muchas regiones del país. También fue notable la aparición de gobiernos locales que bajo la presión ciudadana derrotaron la corrupción y se comenzó a construir un país distinto. (…) La vida política tuvo un cambio lento. Fue necesario vencer el temor que tenían los ciudadanos comunes de constituirse en actores políticos y superar la sospecha que esto generaba en el resto de la población. (…) el esfuerzo dio sus frutos y la sociedad civil pudo contar con un gobierno legítimo que representara sus intereses. La presión ciudadana, aceptada como mandato ineludible en los más altos niveles, indujo formas nuevas en la administración pública y en la organización de los partidos y generó una nueva clase de liderazgo (…) El clientelismo tradicional de la política fue arrinconado cuando las organizaciones ciudadanas de las regiones y de los municipios hicieron sentir su presencia y su presión”.
Este cuarto escenario es el del empoderamiento ciudadano y en este año los colombianos tenemos la oportunidad de hacer uso de ese poder que nos da la constitución para elegir las personas que nos representarán en el Congreso de la República y en el Ejecutivo Nacional. La construcción de éste momento histórico, demanda la unión de todas las fuerzas sociales que exigen una institucionalidad eficiente y transparente, pues no es asunto solo de Políticos sino de acuerdos entre gremios, academia, organizaciones sociales, iglesias y por supuesto el Estado. Todos empujando para el mismo lado, apostándole a la renovación de la Política Regional y consolidando los liderazgos positivos, en el convencimiento de que la Unión Hace la Fuerza.
Esta dinámica se hizo con la metodología de escenarios, que trataba de la construcción de posibles futuros para Colombia, con respectivas soluciones al conflicto. Al final se confeccionaron cuatro escenarios convergentes a saber: 1) "Amanecerá y veremos" como sinónimo de indiferencia por parte de los ciudadanos, lo que traería un crecimiento desbordado del conflicto, aumentando la inseguridad, el desplazamiento y emigración de colombianos; 2) "Más vale pájaro en mano que cientos volando", en el contexto donde se da una ofensiva mayor de los actores armados y tras muchos años de desangre, el Estado y la Sociedad toman la decisión de que ha llegado la hora de dialogar y llegar a acuerdos serios . En vez de perderlo todo, es mejor ganar algo, pensando que es mejor algún arreglo que un mal pleito; 3)"Todos a marchar" en este escenario se considera que para reconstruir una nación rota y zurcir las rasgaduras hechas al tejido social del país, y ante la frustración de otros intentos para alcanzar la paz , se debe instaurar un mandato firme para poner orden al caos institucional; y 4) "La unión hace la fuerza", se plantea la idea de que desde la base social se inicie un esfuerzo que se traduzca en profundos cambios en la mentalidad individual y colectiva. Se apuesta por la modificación de la vieja manera de ser basada en la inclinación a trabajar divididos y apostarle al Desarrollo basado en el respeto de las diferencias y la fuerza de la unión.
En retrospectiva, más que un ejercicio de planeación éste parece un libreto que se ha copiado casi al pie de la letra en la vida política nacional. Hemos pasado del primer escenario de indiferencia, al segundo de una negociación fallida que dio pie al tercero en el que sin duda los planeadores describieron muy bien, anticipando la reelección del presidente por una ‘oportuna’ reforma constitucional’. En esta lógica, agotado este período, estamos ad portas del cuarto escenario donde según lo describieron los participantes “la intensificación de la participación y la organización de ciudadanos de base cada vez más solidarios, fue erosionando a nivel local el sentido real de todo tipo de lucha armada y las prácticas políticas convencionales.(…) fue notoria la fuerza de unas organizaciones ciudadanas fuertes en muchas regiones del país. También fue notable la aparición de gobiernos locales que bajo la presión ciudadana derrotaron la corrupción y se comenzó a construir un país distinto. (…) La vida política tuvo un cambio lento. Fue necesario vencer el temor que tenían los ciudadanos comunes de constituirse en actores políticos y superar la sospecha que esto generaba en el resto de la población. (…) el esfuerzo dio sus frutos y la sociedad civil pudo contar con un gobierno legítimo que representara sus intereses. La presión ciudadana, aceptada como mandato ineludible en los más altos niveles, indujo formas nuevas en la administración pública y en la organización de los partidos y generó una nueva clase de liderazgo (…) El clientelismo tradicional de la política fue arrinconado cuando las organizaciones ciudadanas de las regiones y de los municipios hicieron sentir su presencia y su presión”.
Este cuarto escenario es el del empoderamiento ciudadano y en este año los colombianos tenemos la oportunidad de hacer uso de ese poder que nos da la constitución para elegir las personas que nos representarán en el Congreso de la República y en el Ejecutivo Nacional. La construcción de éste momento histórico, demanda la unión de todas las fuerzas sociales que exigen una institucionalidad eficiente y transparente, pues no es asunto solo de Políticos sino de acuerdos entre gremios, academia, organizaciones sociales, iglesias y por supuesto el Estado. Todos empujando para el mismo lado, apostándole a la renovación de la Política Regional y consolidando los liderazgos positivos, en el convencimiento de que la Unión Hace la Fuerza.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario