lunes, 1 de marzo de 2010

UN ACTO DE AMOR

Dicen que lo contrario del amor no es el odio sino la indiferencia; no hay peor castigo que se ignorado.

Es muy común que las personas se reclamen unas a otras cuando dicen haberse visto en un lugar y no correspondieron al saludo. No puede haber un Yo sin un Otro, es una condición de la naturaleza humana. Por esa razón ayudar al otro, no solo a aquel con quien tengo un vínculo familiar o emocional, sino al extraño a quien no conozco pero comparto con él esta humanidad efímera, es un acto de amor expresado en solidaridad y confianza.

Por esta razón la Participación en la vida política de la sociedad no es un embeleco de Partidos y ‘Políticos’, también es un acto de amor hacia aquellos que tienen la esperanza de que el buen criterio ayude a elegir lo mejor para el futuro de nuestra sociedad. Eso es lo que la mayoría de niños –no aptos para votar- esperan que hagan los mayores, quienes tienen el Poder de decidir el futuro de su sociedad.

¿Cómo puede un padre o madre hablarles a sus hijos de solidaridad, justicia y equidad, si el día de elecciones no sale a votar? Cómo puede hablarles de Libertad y Dignidad si él o ella no construyen sobre esos valores el futuro de su comunidad? ¿Cómo pueden hablar de responsabilidad si ellos mismos son irresponsables? y ¿Cómo pueden hablarles de amor si al ser indiferentes con su propia suerte revelan un alto grado de desprecio por el bien común?

Es imperativo que ese cincuenta por ciento –aproximado- de personas que no votan, bien sea porque les da pereza o ignoran el poder que tienen en sus manos, acudan masivamente a las urnas y rompan el círculo de la corrupción que se nutre de la indiferencia ciudadana frente a la acción de los políticos. Es urgente que en un acto de amor por el bienestar de las generaciones futuras los adultos –aptos para votar- lo hagan de manera libre y consciente, eligiendo a quienes consideren el mejor para que los represente en el Congreso de la República.

En este punto es importante que el ciudadano tenga claro que en la ecuación de la Política él es el jefe, él es quien elige, él es quien tiene el Poder de Decidir el Cambio, pues si todos los habilitados para votar lo hicieran, no alcanzaría ningún dinero para ‘comprar conciencias’.

El futuro de la democracia se define por la acción libre y consciente de los ciudadanos y no por las maquinarias o las clientelas. Ya es hora de que los ciudadanos despierten a su condición de sujeto político y tomen la decisión de Participar en las decisiones que definen el futuro de la región y del país; que dejen de hacerse el ‘loco’ esperando que otros decidan por él para después lamentarse por la mala suerte de tener políticos que no cumplen.

También los jóvenes que estrenan su cédula pueden dar una lección de lo que significa ser mayor de edad y hacer su primer acto de amor político por esta sociedad que tanto los ha esperado.

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