sábado, 21 de noviembre de 2020

INSOPORTABLE...

Su mayor tristeza era mirarse en el espejo y no poder reconocerse, así se lo dijo a su mejor amiga. Era como asomar la cabeza hacia un pozo sin fondo… como mirar al vacío.

La búsqueda empezó desde su adolescencia cuando sentía que no pertenecía a ningún colegio o grupo juvenil. Estuvo en colegios públicos y privados, grandes y pequeños; caros y baratos; también estuvo con grupos juveniles de distintos intereses: religiosos, de danza, teatro y pintura, grupos de apoyo y grupos de ocio con los que simplemente se sentaban en la hierba de un parque haciendo nada.

Por momentos creyó encontrar lo que buscaba pero solo fueron instantes de felicidad que terminaron en largas horas de decepción y algunas de amargura.

Viajó por todo el mundo sabiendo apreciar la belleza de la humanidad en las evidencias que deja la historia plasmada en los monumentos y la estética de las ciudades; o en el simple aroma de nostalgia en el otoño o la tristeza de un frio invierno en la distancia y la soledad que se siente de no pertenecer a ningún lugar.

Sabe que siempre hay algo más… pero qué? Lo ha buscado en las múltiples compañías que no han sabido dar respuesta ni en la palabra ni en el silencio, tampoco en la razón ni en la emoción. También lo ha buscado dentro de sí, en la oración y la meditación; con lamas, brujos y gurús; en la quietud y el movimiento...nada. Sabe que llegará de repente, como el agua a la sed que recrea al que pasaje de Jesús con la Samaritana:

“…mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla. Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido y ven acá.  La mujer dijo: No tengo marido. Bien has dicho:  porque cinco maridos has tenido y el que ahora tienes no es tu marido…”

De inmediato llegaron a su mente cinco momentos de esa búsqueda sobre sí misma y aquel sexto que es el momento actual como un paso transitorio y necesario que la conduce al séptimo que es su propio YO....el Yo Superior donde encontrará el Agua de Vida con la que ya no tendrá más sed. Entonces, con la mirada triste y sin afán se preguntó ¿Cuándo llegará mi momento?

Por ahora seguirá al vaivén de los acontecimientos llevando una vida sin compromiso, fidelidad o aceptación de nada ni nadie, una vida sin carga ni peso, con una ligereza que en extremo se vuelve insoportable, tal como lo dijo Kundera en aquella famosa novela...


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