viernes, 22 de marzo de 2024

ESTO NO ES UN CARRO

Los seres humanos nos hacemos en la relación con los otros y desde ese complejo entramado  construimos nuestra identidad; si este tejido se rompe de manera abrupta no se puede reparar como si fuera un carro.

La violencia en Colombia ha dejado en el camino millares de personas, familias y comunidades destrozadas en su integridad física, moral, sicológica y emocional; también en el aspecto económico, político, cultural y social. Estas rupturas no se “reparan” entregando regalos, subsidios o reemplazando cosas; el tejido social, igual que un organismo, necesita de un entorno acondicionado para regenerarse pero, a diferencia de los organismos requiere, además de los elementos objetivos de la vida, los factores subjetivos que no son medibles, cuantificables, observables, ni predecibles; sino aquello que nos hace SER esencialmente humanos: amor, confianza, respeto, aceptación, alegría, protección, entendimiento y  espiritualidad.

Pero no es solo la violencia armada la que mutila el tejido social, es también la invisibilización de la violencia intrafamiliar, la falta de oportunidades para nuevos emprendimientos juveniles y la exclusión de la dimensión de género en la toma de decisiones estratégicas, además de la vieja idea de que todo se arregla regalando la plata o algunas cositas.

El tejido social no es un carro que se puede reparar reemplazando unas piezas por otras o poniendo “remiendos” como en una tela o parches  como en una carretera. “El Desarrollo se refiere a las Personas y no a las Cosas” (Max Neef)



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