Hace unas semanas, el Consorcio a cargo de la construcción, operación y mantenimiento de los dos proyectos de la Troncal del Magdalena anunció el cierre financiero de los mismos. Con esta noticia, los usuarios de la vía y las comunidades del Área de Influencia (A.I.) esperamos con ansias el inicio de la fase constructiva.
Este
proyecto vial es el más importante de Colombia y los santandereanos estamos
expectantes por su culminación. Más allá de los grandes beneficios que trae
esta doble calzada que unirá el centro del país con la costa caribe (reducción
de tiempos de desplazamiento, aumento del nivel de carga por el corredor e
incremento del flujo de turistas), esperamos con ella un mayor impulso al
desarrollo regional y local. Visualizamos su potencial para fomentar el agro y
ecoturismo; el desarrollo de planes de vivienda para el descanso; la
construcción de terminales de carga y pasajeros; la creación de áreas de
servicio para consolidar los comercios locales y el turismo local; entre muchos
otros impactos positivos que sin duda trae una obra de esta envergadura.
Sin
embargo, hago un llamado al Gobernador de Santander, a los alcaldes del A.I., a
los líderes gremiales y sociales, y a la comunidad en general para que se
realice un seguimiento riguroso al cumplimiento de las obligaciones
contractuales y del Plan de Manejo Ambiental. Es importante mantener una
actitud vigilante pero proactiva y propositiva para sacar el mejor provecho de
los proyectos. Este llamado lo hago porque ya se han escuchado voces de
inconformidad por el trazado del proyecto, especialmente en el paso por centros
poblados donde se plantea una variante.
En este
punto, es fundamental que los concesionarios desarrollen una gran labor de
comunicación asertiva con los actores interesados. Deben hacer lo necesario
para que las comunidades y líderes de la zona sean sus mejores aliados,
logrando así la tan necesaria "Licencia Social".
Es
imperativo que todos conozcan el paso a paso con el que se llegó a los diseños
definitivos. Se debe explicar que no se llega a este punto por capricho del
constructor, sino después de surtir diferentes etapas que van desde los
estudios de factibilidad, pasando por los Diagnósticos Ambientales de
Alternativas y el Estudio de Impacto Ambiental, hasta llegar finalmente a la
Resolución que otorga la Licencia Ambiental.
Frente a
la nueva carretera, podemos tener tres posiciones: 1)No hacer nada:
Quedarnos expectantes mirando como los carros van y vienen a 100 km/h; 2) Oponernos:
Quedarnos en los impactos negativos del proyecto y lamentarnos por la mala
suerte de estar al lado de la carretera; 3) Ser proactivos, creativos y
recursivos: Mirar los beneficios y gestionar proyectos para potenciar el
desarrollo local y regional, trabajando de la mano con las Concesionarias.
La opción
más sensata es, sin duda, la tercera. Debemos aprovechar esta oportunidad para
impulsar el progreso de nuestra región y generar un impacto positivo en la
calidad de vida de las comunidades.
Publicada en https://www.vanguardia.com/opinion/columnistas/fundacion-participar/2024/05/22/troncal-del-magdalena-el-reto-social/
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