En su discurso de posesión para su segundo mandato en El Salvador, el presidente Nayib Bukele afirmó que "lo público debe ser mejor que lo privado", y tiene razón. Lo público pertenece a todos los ciudadanos de un país, sin importar su etnia, creencias, ideología política, condición económica o cultura.
Sin embargo, para
que esto sea posible, es necesario combinar dos factores: 1) que los servidores
y funcionarios públicos sean profesionales competentes para los cargos que
ocupan; 2) que los ciudadanos tengan un mayor sentido de pertenencia y, según
sus competencias, saberes y experiencias, realicen vigilancia y control de toda
acción, planes o programas desarrollados con recursos públicos.
Para que el primer
factor se cumpla, se requiere una ciudadanía más madura y un sistema normativo
que contribuya a su cumplimiento. En cuanto al segundo factor, es un ejercicio
que a primera vista parece una labor titánica y que requiere el compromiso de
la sociedad civil en su conjunto. Sin embargo, es posible iniciar con proyectos
muy concretos y, poco a poco, abarcar cosas de mayor impacto. Un ejemplo de
esto es lo que hicimos en la Fundación Participar entre los años 2006 y 2011,
cuando se creó el Comité de Veeduría Ciudadana para Obras de Baja Intensidad, conocido
como COMITÉ OBI.
El Comité OBI
estaba conformado por personas de las diferentes comunas de Bucaramanga, bajo
la coordinación del arquitecto Néstor Villabona. Entre los participantes había
maestros de construcción, electricistas, plomeros, estudiantes de ingeniería
civil y de derecho, entre otros. Estas personas se formaron como veedores en un
programa realizado por la Fundación Participar en convenio con la Cámara de
Comercio de Bucaramanga y con el apoyo de la Contraloría Municipal de
Bucaramanga y la Escuela Superior de Administración Pública (ESAP).
Las Obras de Baja
Intensidad son proyectos de construcción y/o mantenimiento que implican
intervenciones de menor escala y complejidad. Estas obras son fundamentales
para la mejora de la infraestructura urbana y rural, y abarcan una amplia gama
de actividades como la reparación y mantenimiento de edificaciones menores
(como un salón comunal, centro de salud, escuela, etc.), la construcción de
placa huellas, el mantenimiento de alcantarillado, la señalización vial, entre
otras. Debido a su monto, estas obras se realizan mediante contratación
directa.
El comité
supervisaba las obras desde el momento de la adjudicación del proyecto,
reuniéndose con la empresa ejecutora y el interventor, siguiendo los tiempos y sus
avances, haciendo observaciones y participando en la reunión de cierre con la
entrega de la obra. Poco a poco, el Comité fue adquiriendo autonomía para
gestionar sus propios recursos, mantener la capacitación continua y generar
lazos con entidades de control y universidades.
Por diferentes
motivos, el comité se disolvió, pero nos ha quedado la experiencia para continuar
el Control Social de lo público en los diferentes campos que hoy se requieren en
el Área Metropolitana de Bucaramanga y el Departamento de Santander.
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