Los grandes maestros de la humanidad, en todas las culturas y todas las épocas, han predicado el equilibrio y la coherencia como manifestaciones de madurez y sabiduría. “si la cuerda está demasiado floja, no suena, y si la cuerda está demasiado tensa, se rompe” se nos cuenta en la tradición budista y en la tradición cristiana se enseña que “no todo el que dice Señor, Señor, entrará al reino de los cielos sino el que hace la voluntad del Padre”.
Sin embargo, resulta
paradójico que la mayoría de las personas, creyentes de alguna de estas
corrientes espirituales y que buscan incansablemente la sabiduría, actúen de
forma contraria en el campo de la Política donde gustan más de los extremos y
consideran el Centro como una posición tibia e indecisa.
Creo que en la Política
hay que ver el centro como una
fuerza que desafía la corrupción, la incompetencia y el extremismo de cualquier
índole. Cuando un gobierno de derecha promueve políticas regresivas que afectan
los derechos humanos o el medio ambiente, el centro es quien debe alzar su voz
para oponerse con firmeza; de igual manera, si un gobierno de izquierda
implementa medidas populistas que amenazan la estabilidad económica y el
bienestar social, el centro es quien tiene la responsabilidad de criticar y
proponer alternativas viables.
Para un centro beligerante, la transparencia, la rendición de
cuentas, el respeto a las instituciones y la defensa de los derechos
fundamentales son pilares que debe defender sin titubeos; además de mantener
una visión pragmática y orientada a resultados, alejándose de promesas vacías e
ideologías dogmáticas.
Actuar en el espectro del centro político es adoptar una actitud de apertura constante al diálogo, con mente abierta y espíritu crítico. Es actuar desde el principio de realidad considerado todas las condiciones de validez de los actos comunicativos para no caer en la demagogia; esto significa que su discurso mantenga una correspondencia entre lo que se dice y la existencia de los medios adecuados para lograrlo; que sea normativamente correcto y sobre todo que su intención sea veraz.
En este mundo convulsionado por el cambio climático, el creciente uso indiscriminado de la inteligencia artificial, las noticias falsas, las pandemias, las guerras y conflictos étnicos, la creciente desigualdad económica, entre otros, se requiere una fuerza política que supere la vieja división decimonónica entre derechas e izquierdas recalcitrantes y reclame la sensatez y el sentido común para construir un mundo más solidario, tolerante, próspero y sostenible. Esta fuerza no puede ser una voz acomodada al vaivén de los acontecimientos, tímida, tibia o indiferente, debe ser una voz firme y serena, con convicción y beligerante.
Publicado en https://www.vanguardia.com/opinion/columnistas/fundacion-participar/2024/07/03/nada-de-tibiezas/
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