lunes, 10 de marzo de 2025

EL CONFLICTO COMO EJE DE LA GESTION SOCIAL

Los seres humanos nos formamos en el entramado de relaciones que construimos con los demás, con nuestro entorno y con nosotros mismos. En este tejido, el deseo de poder, el trabajo, el amor y la incertidumbre ante la muerte definen nuestra existencia. Sin embargo, también es necesario reconocer que el conflicto es parte esencial de nuestra naturaleza. Dicho de otro modo, el conflicto es un elemento constitutivo de nuestro ser social. Donde hay dos personas, siempre habrá un conflicto latente.

A partir de esta premisa, surge la siguiente pregunta: ¿Por qué en los programas de Gestión Social de los proyectos de alto impacto no se considera el conflicto social como uno de sus ejes principales?

Uno de los errores más comunes en empresas del sector extractivo o de infraestructura es pensar que, al iniciar un proyecto, también comienza la vida de las comunidades en sus áreas de influencia (A.I.). Sin embargo, la realidad es que estas comunidades llevan muchos años asentadas en su territorio que constituye un espacio vital que han construido y dotado de sentido, muchas veces, desde el esfuerzo por su supervivencia en ausencia del Estado.

 

Por esta razón antes de iniciar un proyecto es necesario levantar un mapa de conflictos del A.I. y poder constatar cuales son históricos y ajenos al proyecto, cuales son históricos pero se profundizan con la presencia del proyecto y cuales se generan directamente con el proyecto. Adicionalmente es importante  distinguir los conflictos entre aquellos que tienen un origen Racional por las decisiones del proyecto, y aquellos cuyo origen pertenece al ámbito de lo No Racional.

 

Los conflictos que tienen motivos Racionales son aquellos que obedecen a la lógica de la operación o construcción del proyecto y que interfiere con las necesidades o expectativas de las comunidades. Estos se resuelven más o menos de manera fácil, quizá con algunos instrumentos propios de los Planes de Gestión Social Contractual, los Planes de Manejo Ambiental y un buen mediador y/o conciliador.

Por otro lado, los conflictos No Racionales (no significa que sean irracionales sino que se dan en otra esfera del pensamiento distinta a la razón), son aquellos que surgen por las rupturas que genera el proyecto en los hábitos, tradiciones, costumbres y afectos, propios de una comunidad, causando incertidumbres, temores, rabia y  desesperación, lo que a su vez puede desencadenar estados de ansiedad, estrés o depresión. Este tipo de conflictos son más difíciles de abordar porque estamos en una situación donde las personas consideran que lo que está en juego es su propia existencia y no un estado de cosas que se pueda reparar. En esta situación, además de las necesarias habilidades comunicativas y empatía del Gestor Social, se debe contar con las herramientas teóricas y la capacidad de leer e interpretar los Saberes y Sentidos propios de las dinámicas sociales, culturales, políticas, económicas y religiosas del contexto donde se realiza el proyecto.

Un conflicto no reconocido oportunamente y no gestionado adecuadamente, involucrando a sus dolientes, terminará en desconfianza de las partes y malas relaciones de vecindad, parálisis de las obras, retrasos, pérdidas económicas y posibles multas y sanciones a las empresas.

Por estas razones el Conflicto es un concepto que debe estar en el centro de la Gestión Social, pues su  visibilidad, el respeto por sus orígenes y motivaciones, además de su tratamiento oportuno, marcarán las dinámicas del relacionamiento con las comunidades el A.I. y el cumplimiento cabal de los planes de acción proyectados.

 


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