A todos los colombianos nos ha conmovido las revelaciones, a través de video, del padecimiento de quienes se encuentran SECUESTRADOS, por las FARC, especialmente el de Ingrid Betancourt.
Sin embargo desde hace años, personalmente, me conmueve también el rostro sin esperanza de las familias que han tenido que salir huyendo de su tierra, donde habían construido una historia y hacían parte de un tejido social, para convertirse de la noche a la mañana en una cifra más y bajo un concepto abstracto como el de desplazado, que para muchos genera hostilidad o una absoluta indiferencia que los mira como parte del paisaje urbano.
También me conmueve las victimas de los paramilitares que observan impotentes como esos individuos con arrogancia, sin sonrojarse y para lograr la rebaja de su condena, hablan cínicamente de sus atrocidades, el número de masacres cometidas y el lugar donde enterraron sus víctimas en fosas comunes, sin que la opinión pública se escandalice.
También me conmueve las miles de familias que viven en la miseria, gracias al apetito voraz de los algunos políticos por el erario y que se campean alegremente por los recintos de nuestra institucionalidad, dejando el lastre de desempleo, inseguridad, maltrato, desnutrición, analfabetismo, mendicidad, injusticia, entre muchos otros.
Por toda Colombia se cruza ese grito de dolor de nuestras madres, viudas, huérfanos, mutilados, desplazados y amenazados. Un grito ensordecedor en el desierto de la indiferencia, un grito presente en la ausencia de voluntad política, un grito opacado por el ruido ególatra de nuestros gobernantes y los manipuladores de la opinión que nos apartan sutilmente de nuestra realidad induciéndonos a los reinados y hacia un odio inútil contra el vecino.
¿Qué clase de sujetos son éstos que bajo el pretexto de una lucha, que parece salida de la dimensión desconocida, porque nadie la comprende, utiliza los seres humanos como cosas?; ¿qué clase de lucha es esa que priva de la libertad a seres humanos para negociar territorios?.
Conmoción y seguidamente indignación nos deja la insensatez de quienes perpetúan estos crímenes contra la humanidad, preocupación y confusión nos deja la actitud ambivalente de quienes tienen en sus manos el Poder de decidir.
sábado, 8 de diciembre de 2007
CONMOCION
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