lunes, 31 de diciembre de 2007

EMMANUEL

«He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que significa Dios con nosotros» (Mt 1,23).

El nacimiento del hijo de Clara Rojas en cautiverio es un símbolo del triunfo de la vida sobre la muerte…'Aquí vivimos muertos' (carta de Ingrid).

Ojala este símbolo sirva para que los secuestradores, que dicen estar “luchando” por un mejor país (nadie sabe de que manera el secuestro y la tortura son una forma de lucha política-social) puedan ver el albor de un mundo que en cuarenta años ha cambiado de forma revolucionaria, en lo tecnológico, lo económico y en consecuencia en lo político, lo cultural y lo social.

Quizá esta luz les pueda iluminar sobre la nueva realidad post-nacional, de la apertura democrática y de la post-modernidad cultural.

Ojala este símbolo sirva para que nuestro presidente con “inteligencia superior” pueda ser bendecido con un puñado de Sabiduría para comprender que la “grandeza de los lideres se demuestra cuando se tiene la prioridad de la vida del ser humano sobre cualquier otro interés”.

Quizá con esta luz pueda ver que es más fácil despejar dos pequeños municipios en el territorio nacional y no despejarle –a las FARC- todo el mundo para reivindicarse como interlocutor válido políticamente.

Ojala este símbolo sirva para que los Colombianos, creyentes y rezanderos, nos sacudamos la indiferencia y el conformismo y de alguna manera todos digamos o hagamos “algo”, dando cuenta de que aquí hay un pueblo que en medio de las diferencias no concesiona ante el terrorismo y mucho menos ante esta degradación del ser humano que es el secuestro.

Quizá los Colombianos empecemos un nuevo año con el espíritu renovado para enfrentar nuestros asuntos y no permitir que ninguna banda delincuencial se autoproclame defensor de los intereses de la mayoría; que los estudiantes luchen sus luchas y no las deleguen a los diez encapuchados de siempre; que las lideres comunitarios sirvan a la comunidad y no sigan aprovechando su condición para saciar su interés particular; que nuestros gobernantes gobiernen escuchando las necesidades de la gente y no según su capricho o el de sus asesores.

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