Jóvenes encapuchados en las Universidades, actos de vandalismo de las llamadas “barras bravas” en los estadios de fútbol y una evidente tendencia o predisposición al totalitarismo por parte de muchos jóvenes, son tres hechos que aparentemente no tienen conexión entre si. Sin embargo habría que mirar cual es el trasfondo de estos acontecimientos, qué hay detrás de la actuación de estos jóvenes, qué buscan o de qué carecen y no limitarnos simplemente a descargar insultos exigiendo cárcel o el uso de la fuerza, o realizar actividades educativas que solo “atacan” la superficie pero no llegan al fondo del asunto. Y ¿cuál es ese fondo? ¿Por qué no mirar la familia, su composición, la definición de roles y su actual incidencia en el proceso de socialización del niño? Quizá allí encontremos algunas explicaciones o elementos para la comprensión del problema.
Al cambiar el tipo de familia también han cambiado los modos de ser familia. Hasta hace muy poco se consideraba que la familia era el núcleo de la sociedad, me pregunto si esa afirmación aun es válida o si solo aplicaba para el modelo tradicional de familia nuclear; en ese caso habría que establecer ¿Cuál es papel de la familia hoy en los procesos de cohesión y/o anomia social?
Estudios sociológicos de los años sesenta consideraban que ante la ausencia de una figura de autoridad clara y estable que posibilite una identificación del niño, éste traslada su necesidad a buscarla en órganos colectivos que manifiestan, a través de la demostración de la fuerza, suficiente poder para brindar protección y seguridad (una banda, pandilla, grupo armado). Ello en razón a que “el respeto de la ley y del orden en el Estado parece estar indisolublemente ligado al respeto de sus hijos por sus padres. Los sentimientos, los puntos de vista y las convicciones arraigadas en la familia constituyen el elemento de cohesión de nuestro sistema cultural” (M. Horkheimer)
Siendo asi es posible que los procesos de desintegración a los que están sometidas nuestras familias como el conflicto armado, el desplazamiento forzado y la violencia intrafamiliar, más situaciones como el desempleo, los bajos niveles educativos, los embarazos no deseados, entre otros, genere un vacío de la imagen paterna que puede ser una de las claves para descifrar esta tendencia al totalitarismo o la proliferación de bandas y pandillas donde los jóvenes se sienten seguros.
Todo esto nos conduce a preguntar: ¿Cuál es el lugar que tiene la familia en Colombia dentro de las llamadas estrategias de composición del tejido social; es decir hay algo más serio y profundo que el programa de familias en acción?; ¿Cuánto invierten los mandatarios locales en investigación social para la definición de sus políticas públicas en educación, desarrollo social o derechos humanos? ¿Cuál es la importancia de la familia en las estrategias de Desarrollo regional?
Para nuestra decepción los temas del Desarrollo Humano solo están en la agenda los medios de comunicación que con ligereza noticiosa no nos permiten diferenciar entre los temas coyunturales y los estructurales o entre los síntomas y la enfermedad.
Al cambiar el tipo de familia también han cambiado los modos de ser familia. Hasta hace muy poco se consideraba que la familia era el núcleo de la sociedad, me pregunto si esa afirmación aun es válida o si solo aplicaba para el modelo tradicional de familia nuclear; en ese caso habría que establecer ¿Cuál es papel de la familia hoy en los procesos de cohesión y/o anomia social?
Estudios sociológicos de los años sesenta consideraban que ante la ausencia de una figura de autoridad clara y estable que posibilite una identificación del niño, éste traslada su necesidad a buscarla en órganos colectivos que manifiestan, a través de la demostración de la fuerza, suficiente poder para brindar protección y seguridad (una banda, pandilla, grupo armado). Ello en razón a que “el respeto de la ley y del orden en el Estado parece estar indisolublemente ligado al respeto de sus hijos por sus padres. Los sentimientos, los puntos de vista y las convicciones arraigadas en la familia constituyen el elemento de cohesión de nuestro sistema cultural” (M. Horkheimer)
Siendo asi es posible que los procesos de desintegración a los que están sometidas nuestras familias como el conflicto armado, el desplazamiento forzado y la violencia intrafamiliar, más situaciones como el desempleo, los bajos niveles educativos, los embarazos no deseados, entre otros, genere un vacío de la imagen paterna que puede ser una de las claves para descifrar esta tendencia al totalitarismo o la proliferación de bandas y pandillas donde los jóvenes se sienten seguros.
Todo esto nos conduce a preguntar: ¿Cuál es el lugar que tiene la familia en Colombia dentro de las llamadas estrategias de composición del tejido social; es decir hay algo más serio y profundo que el programa de familias en acción?; ¿Cuánto invierten los mandatarios locales en investigación social para la definición de sus políticas públicas en educación, desarrollo social o derechos humanos? ¿Cuál es la importancia de la familia en las estrategias de Desarrollo regional?
Para nuestra decepción los temas del Desarrollo Humano solo están en la agenda los medios de comunicación que con ligereza noticiosa no nos permiten diferenciar entre los temas coyunturales y los estructurales o entre los síntomas y la enfermedad.
2 comentarios:
Considero que en temas como el que trata Alvaro siempre se debe ir a revisar aspectos de más fondo como el ambiente en que crece una persona, los valores que aprende en su hogar y también los valores que los papas recibieron en su niñez
El valor de La familia y su unión es el principal elemento diferenciador de países como Colombia en el mundo globalizado
y que debemos conservar y fortalecer. Ojalá dejemos de mirar solo hacia modelos de altisima productividad como los del "primer mundo! que promueven mayor cantidad de horas de trabajo (horas silla) en vez de equilibro de la alta y necesaria productividad con la calidad de vida y tiempo para que el trabajador este con su familia y a la vez respete el medio ambiente.
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