miércoles, 25 de septiembre de 2013

SEIS MESES

 
Caminaba con la mano derecha apretando la zona izquierda arriba de la ingle. Recién salía de la Clínica por una operación del apéndice que se complicó un poco más de lo normal. Fuí hasta la clínica donde ella estaba, la tome de la mano y rogamos juntos a Dios para que aquel sueño esperado se hiciera realidad. Dos días antes  me había llamado preocupada por un pequeño sangrado, fue a la clínica y de inmediato la internaron. Estaba hinchada y le diagnosticaron preeclampsia, había que desembarazarla dijeron los médicos.

Ocurrió la mañana del 26 de marzo, una bella niña y un hermoso niño salieron del vientre y de inmediato fueron llevados a la Unidad de Cuidados Intensivos. El niño, Juan Camilo, no tenía complicaciones; la niña, Laura Valentina, nació con problemas en los pulmones y algunas infecciones, estaba entubada. Ambos, muy pequeños, se veían frágiles, pequeñas criaturas indefensas llegadas a este mundo para alegrar la vida de muchos.

Fueron muchas las horas, días, meses, incluso años, que tuvieron que pasar para vivir este momento; sin embargo ella tuvo que enfrentar el proceso casi sola, pero la ausencia frecuente de su compañero, por razones de trabajo,  nunca le impidieron mantener la fe y esperanza de realizar el sueño de la maternidad.

Dos niños al tiempo, nacidos antes del tiempo, requieren cuidados especiales y ella se los ha entregado todos. Aunque a veces parezca que se excede en detalles de limpieza y otros más, lo cierto es que bajo las circunstancias de su nacimiento no hay  cuidados que sobren. Es un auténtico gozo verlos crecer  cada día, ganado peso y talla, sentirlos más fuertes y escuchar sus balbuceos. Sin embargo, han sido largas horas de trasnocho, días y semanas sin descanso.

Yo me canso, me rindo fácilmente ante el llanto angustioso de los dos al tiempo… pero observo como ella trasnocha, prepara teteros, los lleva al médico, les habla con ternura, les canta, les baila, los baña, les da seno  y los duerme… por pocas horas….y así, después de días sin descanso y noches de trasnocho, llega un nuevo día y ella siempre se despierta con una sonrisa en su cara que refleja el amor infinito que solo una madre puede prodigar.

Gracias a Dios Hoy celebramos Seis Meses del nacimiento de nuestros Hijos… que seguirán creciendo sanos y fuertes gracias a los cuidados de Diana Maritza, su madre, mi esposa y amiga, incansable y amorosa, un regalo de Dios para mí y para Juan Camilo y Laura Valentina que con el tiempo, su entrega incondicional, sabrán apreciar.

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