lunes, 1 de diciembre de 2025

CULTURA CIUDADANA 1, 2, 3

 En Bucaramanga algo se nos está quebrando por dentro: la sensación de seguridad se deteriora, el espacio público se tensa y las basuras empiezan a contarnos una verdad incómoda sobre la forma como habitamos la ciudad.

No es un problema solo de alcaldes ni de policía; es un problema de cultura ciudadana. Por eso el próximo alcalde tendrá apenas dos años para liderar algo más que un plan de gobierno: un acuerdo cultural que le devuelva a Bucaramanga la confianza en sí misma.

1.      Seguridad: recuperar la confianza perdida

La inseguridad no se mide únicamente por las cifras de hurtos, sino por el miedo que se instala en la rutina. Es el comerciante que mira con recelo a quien entra a su local; la madre que ya no deja que su hijo camine solo al colegio; el adulto mayor que evita salir al anochecer. Cuando el miedo gana terreno, la ciudad se encoge.

La tarea no es solo aumentar el pie de fuerza. Se trata de volver a tejer confianza entre vecinos, iluminar los trayectos cotidianos, acompañar a los jóvenes que hoy están demasiado cerca del riesgo y demasiado lejos de las oportunidades. Una ciudad donde la gente se reconoce, se saluda y se cuida es siempre más segura que una ciudad donde todos se esconden tras la desconfianza.

2.      Convivencia en el espacio público: autoregulación

El espacio público es el espejo de nuestra cultura. Y hoy ese espejo refleja afanes, tratos bruscos, indiferencias. Disputamos el andén como si fuera un botín; pitamos antes de pensar; gritamos antes de preguntar. Hemos naturalizado una tensión diaria que nos convierte en extraños hostiles compartiendo las mismas calles.

La convivencia no se resuelve a punta de comparendos, sino de pedagogía y ejemplo. Aprender a compartir la vía, a ceder el paso, a respetar la fila, a conversar en lugar de chocar. No es un detalle menor: se trata de recuperar la capacidad de ver en el otro a alguien con quien compartimos casa, no a un estorbo. La ciudad que vuelve a conversar vuelve a respirar.

3.      Basuras: la cultura empieza por lo que dejamos atrás

El problema de las basuras no es solo técnico: es profundamente cultural. Las esquinas llenas de bolsas revelan algo más grave que la falta de contenedores: hablan de un vínculo roto con el entorno. Cuando no sentimos la ciudad como propia, la tratamos como depósito y no como hogar.

La solución no está únicamente en los camiones ni en las rutas, sino en la conciencia colectiva. Separar en la fuente, respetar los horarios de recolección, reconocer a los recicladores como aliados y no como estorbo. Las grandes transformaciones comienzan en gestos pequeños: una bolsa bien dispuesta, un residuo aprovechado, un vecino que decide dar ejemplo sin necesidad de que nadie lo vigile.

Un llamado al próximo alcalde

En dos años no se construye una ciudad, pero sí se puede cambiar el rumbo cultural de una sociedad urbana. Bucaramanga no necesita solo obras ni más controles; necesita un liderazgo que convoque, que eduque, que escuche y que inspire.

Un liderazgo que entienda que seguridad, convivencia y basuras no son tres problemas aislados, sino tres maneras de formular la misma pregunta: ¿cómo queremos vivir juntos en esta ciudad que compartimos? Si respondemos juntos, Bucaramanga puede dejar de sentir miedo de sí misma y volver a reconocerse como nuestra casa común.

 


 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy interesante tu análisis y tu propuesta, estimado Álvaro